En La Brecha — Ser Un Hombre CristianoSample

Día 4 — Resistir la tentación Leer: Mateo 4:1–11 Jesús nos muestra el camino en nuestras batallas espirituales a través del ejemplo de su propia tentación por el diablo en el desierto. Inmediatamente después de su bautismo en el río Jordán, el Espíritu de Dios lo llevó a un período de ayuno y oración como un entrenamiento espiritual para su ministerio público. Durante este tiempo de preparación, Jesús fue tentado por el diablo por un período de cuarenta días y noches. Con cada tentación, se le presentó a Jesús la oportunidad de abandonar la misión que su Padre le había dado. Con cada invitación demoníaca, se insta a Jesús a que abandone el camino del Mesías sufriente, que opte por el camino más fácil y que se rinda a un uso distorsionado del placer, del poder y de las posesiones. Pero Jesús se ha fortificado con la palabra de Dios y, para cada una de las tres tentaciones responde con un versículo de Deuteronomio. Se resiste con valor heroico, fuerza y audacia, y así puede llevar a cabo la misión de salvación que le ha dado el Padre. Las tentaciones de Jesús proveen una guía y motivación para nosotros en la lucha de la vida. Nosotros, también, somos tentados a usar los placeres, el poder y las posesiones de forma egoísta y distorsionada, de manera que seamos los únicos beneficiarios. La pregunta esencial de la vida de cada hombre es: ¿A quién voy a servir? Jesús responde a la última tentación del diablo con una cita de la Escritura: «Adora al Señor tu Dios, y sírvele sólo a él». Cuando seguimos el ejemplo de Jesús, sabemos que la manera de poder vivir una vida noble es adorar solo a Dios y servirlo en todo. Cuando imitamos a Jesús, nosotros también podemos ser guiados por el Espíritu Santo a la victoria en la batalla contra las fuerzas de las tinieblas y la maldad del mundo. Reflexionar: ¿Cuáles son las tentaciones que más luchan contra mi identidad como hijo de Dios? Orar: Señor Dios, prepárame a través del estudio de la Escritura para dar testimonio de tu reino con la espada de tu palabra. No permitas que use mi libertad para ser egoísta, en vez de servirte a ti y a mis compañeros en Cristo.