Sirviendo a DiosMuestra

Servir en el Reino de Dios

Marcos 10:42–45
“y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos” (v. 44).

Nuestro servicio a Dios debe reflejar el corazón de Cristo, quien no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos (v. 45). Servir en el Reino de Dios no se trata de posición o reconocimiento, sino de humildad, entrega y amor. Jesús nos enseña que la verdadera grandeza está en ser siervo de todos (v. 44), poniendo las necesidades de los demás por encima de las nuestras y actuando con compasión, sin esperar el aplauso de los demás.
Cuando servimos con ese espíritu, estamos imitando al propio Señor Jesucristo y estamos cumpliendo el llamado que Él nos dio. La voluntad de Dios es que sirvamos con celo, con fervor en el Espíritu, sabiendo que servimos a nuestro Dios y no a los hombres. (Romanos 12:11)
Que nuestro servicio sea constante, sincero y lleno de gracia, recordando que todo lo que hacemos, sea en palabra o en acción, debe hacerse en el nombre del Señor Jesús (Colosenses 3:17), como expresión de gratitud y obediencia.

Pregunta para reflexionar: ¿Cómo reacciono cuando soy llamado a servir en tareas humildes o que nadie ve?

Oración: Señor, enséñame a ser un siervo fiel y humilde en todo momento. Amén.