Sirviendo a DiosMuestra

Servicio que Fructifica

“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca…” (Juan 15:16).

Servir en el Reino de Dios es una siembra que produce frutos eternos, tanto en las personas a quienes servimos como en nuestra propia vida. Para fructificar en nuestro servicio, necesitamos estar en comunión con Cristo y permanecer en obediencia a Su Palabra, permitiendo que el Espíritu Santo produzca en nosotros obras que glorifiquen Su nombre (Efesios 2:10).

El servicio en el Reino de Dios edifica vidas. El Señor transforma corazones, acercando a las personas a Él (Ezequiel 36:26), refleja el carácter de Cristo por medio del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22–23), fortalece la Iglesia a través de los dones que hemos recibido (1 Pedro 4:10), y siempre apunta a la gloria de Dios (Mateo 5:16). Además, un servicio fructífero genera multiplicación espiritual, inspirando a otros a servir también y contribuir al crecimiento del Reino (2 Timoteo 2:2).

El Señor Jesús afirma: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.” (Juan 15:16). Cuando servimos y damos fruto conforme al propósito de Cristo, podemos orar con confianza, sabiendo que el Padre responde a las peticiones hechas en Su nombre, alineadas con Su voluntad y para Su gloria.

Pregunta para reflexionar: ¿De qué maneras estoy dando fruto en mi servicio al Señor?

Oración: Señor, que tu Espíritu Santo me use con poder para dar frutos que glorifiquen tu nombre. Amén.