Sirviendo a DiosMuestra

Servicio en medio del Sufrimiento

2 Corintios 1:3–4

“...para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (v.4)

En el Reino de Dios, incluso el sufrimiento tiene propósito.

Nuestras heridas no son en vano; nos capacitan para un ministerio precioso: el de consolar. Cuando somos heridos, Dios nos sana. Cuando lloramos, Él enjuga nuestras lágrimas. Y cuando somos consolados, Él nos transforma en instrumentos de consuelo para otros.

Cada experiencia difícil puede convertirse en un puente para llevar el amor de Cristo a quienes sufren. El Señor nos moldea a través de las tribulaciones, nos da empatía, sensibilidad y autoridad espiritual para tocar corazones con verdadera compasión.

¿El sufrimiento trae beneficios? ¡Sí! Desarrolla en nosotros madurez espiritual y dependencia de Dios, nos hace más sensibles al dolor ajeno, abre puertas para testimonios vivos del poder restaurador de Cristo y nos capacita para servir con autenticidad y amor.

También nos recuerda la esperanza que tenemos en Cristo. Romanos 8:18 dice: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse".

“Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” (Hebreos 2:18).

Pregunta para reflexionar: ¿Qué experiencias dolorosas ha usado Dios para hacerme más sensible al sufrimiento de los demás?

Oración: Señor, gracias por consolarme en cada tribulación. Que no guarde solo para mí el consuelo que he recibido, sino que sea un canal de Tu amor para quienes sufren. Amén.