Sirviendo a DiosMuestra

Servicio Invisible, Recompensa Eterna

Mateo 6:3–4

“...y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público" (v.4).

En el Reino de Dios, el valor del servicio no está en la visibilidad, sino en la sinceridad.

Jesús nos enseña que el verdadero servicio es aquel que se hace en secreto, lejos de los aplausos, pero cerca del corazón de Dios. Podemos servir de muchas maneras: limpiar la iglesia o ayudar detrás de escena, llamar a alguien que está sufriendo, preparar una canasta básica para una familia necesitada, enseñar a niños o discipular en grupos pequeños, orar fielmente por personas sin que ellas lo sepan, contribuir financieramente sin buscar reconocimiento.

A veces somos tentados a servir para ser vistos, elogiados o valorados. Pero el Señor nos llama a una motivación más profunda: agradarle a Él.

Colosenses 3:23–24 dice: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís".

Él promete que todo lo que hacemos en secreto será recompensado, no solo con bendiciones materiales, sino con intimidad, paz y gozo espiritual.

Preguntas para reflexionar: ¿He buscado reconocimiento humano o la aprobación de Dios en mis acciones? ¿Qué tipo de servicio puedo comenzar a hacer en secreto, confiando en que Dios lo ve y lo recompensa?

Oración: Señor, enséñame a servir con un corazón puro, lejos de los aplausos y más cerca de Ti. Que encuentre alegría en agradarte, sabiendo que Tú ves todo lo que hago. Usa mi vida para bendecir a otros, incluso cuando nadie más lo vea. Amén.