Mas Amando a Dios con la MenteMuestra

¿Somos cristianos ignorantes?

Un cristiano ignorante es alguien que no sabe lo que cree o por qué y no puede explicar sus creencias a los no creyentes. Un cristiano ignorante es una contradicción en los términos, según la Biblia, porque Dios nos ordena amarlo con nuestra mente (Marcos 12:30). A continuación, ofrezco tres observaciones sobre este tema.

Primero, la fe salvadora en Jesucristo requiere el conocimiento de ciertos hechos: quién es él y por qué debemos confiar en él. Romanos 10:9 dice, "Si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo”. Esto supone que entendamos, al menos, lo que significa la confesión, quién es Jesús como Señor, cual es la creencia, qué significa "en tu corazón", así como la importancia de la resurrección y la salvación.

En segundo lugar, los seres humanos son creados a imagen de Dios, por lo que somos pensadores. Muchos de nosotros invertimos muchos años, y mucho dinero, para obtener un título universitario. ¿Por qué? Para que podamos calificar para un trabajo en el que gane un salario más alto, lo que compra un mejor estilo de vida. Pero, ¿por qué es bueno obtener un título universitario para tener éxito en este mundo, pero es aceptable que los cristianos sean ignorantes? Buscamos la educación universitaria para prosperar en esta vida, pero a menudo no buscamos ni siquiera una educación primaria para el conocimiento bíblico-teológico que sea provechoso tanto en este mundo como en el próximo.

En tercer lugar, la Biblia enseña que, parte de la adoración implica el desarrollo de nuestras mentes. Jesús dijo en Marcos 12:30, "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza”. Un uso principal de nuestro intelecto es conocer la revelación de Dios. Debemos saber en quién creemos y por qué. Debemos entender nuestras doctrinas clave. Debemos discernir el bien y el mal, así como la sabiduría y la locura.

Somos mayordomos de nuestra mente y debemos aprender a amar a Dios con nuestro intelecto. Dios usa cualquier habilidad intelectual y conocimiento que tengamos. No nos está pidiendo que nos convirtamos en gigantes intelectuales o que obtengamos títulos avanzados. Pero exige que desarrollemos nuestro potencial individual y lo usemos. La única calificación real es nuestra disponibilidad para aprender.