Encuentros con Jesús que cambian nuestra vidaMuestra

Día 4 — El encuentro que llama por nombre: Zaqueo, el hombre que subió a un árbol
Jesús siempre sabe dónde encontrarnos, incluso cuando nosotros no sabemos cómo acercarnos a Él.
Zaqueo no era el tipo de persona que esperabas ver buscando a Jesús. Era jefe de cobradores de impuestos; rico, poderoso y profundamente rechazado por su pueblo. Representaba la corrupción del sistema romano. Y, sin embargo, algo en su corazón tenía hambre de algo más.
“Jesús llegó a Jericó y comenzó a cruzar la ciudad. Resulta que había allí un hombre llamado Zaqueo, jefe de los recaudadores de impuestos, que era rico. Estaba tratando de ver quién era Jesús, pero la multitud se lo impedía, pues era de baja estatura. Por eso se adelantó corriendo y se subió a un árbol sicómoro para poder verlo, ya que Jesús iba a pasar por allí” (Lucas 19:1–4 NVI)
Zaqueo quería ver a Jesús, pero no podía, ni por su tamaño ni por su reputación. Las mismas razones que lo habían hecho poderoso lo habían dejado vacío. Y en ese momento de búsqueda imperfecta, Jesús levanta la vista.
“Llegando al lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: —Zaqueo, baja enseguida. Tengo que quedarme hoy en tu casa” (Lucas 19:5 NVI).
Jesús no solo lo vio, lo llamó por su nombre.
En una ciudad llena de rostros, Jesús lo escogió a él.
Antes de que Zaqueo dijera una palabra, Jesús ya lo había invitado a una relación.
Ese es el corazón del evangelio: no es el hombre subiendo para alcanzar a Dios, sino Dios acercándose para alcanzar al hombre.
La respuesta de Zaqueo fue inmediata: “Así que se apresuró a bajar y, muy contento, recibió a Jesús en su casa” (Lucas 19:6 NVI)
Pero no todos celebraron. “Al ver esto, todos empezaron a murmurar: «Ha ido a hospedarse con un pecador” (Lucas 19:7 NVI).
La religión murmura donde la gracia actúa. Lo que los demás veían como escándalo, Jesús lo veía como salvación.
Entonces ocurre algo extraordinario. En medio del encuentro, sin que Jesús lo exija, el corazón de Zaqueo se transforma:
“Pero Zaqueo dijo resueltamente: —Mira, Señor, ahora mismo voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes y si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces la cantidad que sea” (Lucas 19:8 NVI).
Zaqueo no cambió para ser aceptado; fue aceptado, y eso lo cambió.
El amor de Jesús lo llevó al arrepentimiento genuino. Su corazón avaro se volvió generoso, su egoísmo se transformó en justicia.
Jesús declara entonces:
“—Hoy ha llegado la salvación a esta casa —le dijo Jesús—, ya que este también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:9–10 NVI).
Esta historia nos recuerda que Jesús todavía llama por nombre.
Él no ve solo lo que fuimos, sino lo que podemos llegar a ser cuando Su gracia nos alcanza.
Muchos, como Zaqueo, viven subidos en sus árboles (posiciones sociales, máscaras, apariencias), intentando ver a Jesús desde lejos. Pero Jesús sigue levantando la mirada y diciendo:
“Baja, porque quiero habitar contigo".
Zaqueo no recibió solo una visita, recibió una nueva vida. Su encuentro con Jesús redefinió su propósito, su identidad y su relación con los demás.
Pablo lo expresa de esta manera:
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17 RVR1960).
La transformación no vino de un sermón ni de una regla, sino de una relación. Donde entra Jesús, entra la salvación.
Reflexión práctica
- ¿Qué “árbol” has subido para intentar ver a Jesús desde lejos?
- ¿Qué significaría para ti “bajar” y dejar que Él entre a tu casa, a tu historia?
- ¿Cómo se vería tu arrepentimiento si Jesús cenara contigo esta noche?
Oración sugerida:
Señor, gracias porque me ves, me llamas por mi nombre y deseas quedarte conmigo. Ayúdame a bajar de mi orgullo, mi miedo o mis excusas, y abrirte las puertas de mi vida. Que tu presencia transforme mi corazón, como transformó el de Zaqueo. Amén.
Acerca de este Plan

Cada encuentro con Jesús tiene el poder de transformar no solo lo que hacemos, sino quiénes somos. A través de este devocional de 7 días, recorrerás historias bíblicas donde hombres y mujeres comunes se cruzaron con el Salvador y nunca volvieron a ser los mismos. Desde el perdón y la restauración hasta el llamado y la misión, descubrirás que Jesús sigue encontrándonos hoy —para sanarnos, levantarnos y enviarnos.
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Nos gustaría agradecer a Felipe Echeverri por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.martepodcast.com
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