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Encuentros con Jesús que cambian nuestra vida

DÍA 2 DE 7

Día 2 – El encuentro que rompe cadenas: La mujer samaritana

No hay distancia que Jesús no cruce para encontrarse con alguien que necesita gracia. El texto dice que Jesús “...tenía que pasar por Samaria” (Juan 4:4 NVI). En realidad, los judíos solían evitar ese camino por enemistad con los samaritanos, pero Jesús tenía que pasar por allí porque había una mujer que necesitaba ser libre.

La mujer samaritana llegaba al pozo al mediodía, cuando el sol era más fuerte y nadie más estaba allí. Buscaba agua, pero huía de las miradas y los juicios. Había tenido cinco maridos, y el hombre con el que vivía no era su esposo (Juan 4:18). No solo cargaba con un cántaro, sino con una historia pesada.

Jesús la espera junto al pozo y le dice:

“—Dame un poco de agua” (Juan 4:7 NVI).

Con una simple frase, rompe las barreras culturales, sociales y de género. Los judíos no hablaban con samaritanos, y menos un hombre con una mujer sola. Pero Jesús no ve a una pecadora; ve a una hija sedienta. Él le responde:

“—Si supieras lo que Dios puede dar y conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le habrías pedido a él y él te habría dado agua viva” (Juan 4:10 NVI).

Jesús no la condena, la invita. No la expone, la restaura. El diálogo entre ambos revela una verdad poderosa: todos bebemos de algo. Algunos buscan saciar su sed en relaciones, otros en logros o placeres. Pero nada de eso sacia el alma. Jesús dice:

“—Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed —respondió Jesús—, pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna” (Juan 4:13–14 NVI).

El agua viva que Jesús ofrece es el Espíritu Santo, quien llena, limpia y transforma desde adentro (Juan 7:38–39). La mujer trató de cambiar de tema —habló de religión, de lugares de culto—, pero Jesús la llevó al corazón del asunto:

“Dios es espíritu y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad” (Juan 4:24 NVI).

La verdadera adoración no depende del lugar, sino del corazón. No se trata de rituales, sino de relación. La mujer que había evitado a todos terminó encontrándose con el único que la conocía por completo y aun así la amaba. Jesús le reveló:

“Jesús le dijo: «Yo soy, el que habla contigo»” (Juan 4:26 NBLA).

Ese “Yo soy” es la misma expresión con la que Dios se presentó a Moisés en Éxodo 3:14. En ese momento, ella no solo vio a un hombre cansado junto a un pozo; vio al Mesías que había esperado toda su vida.

Y su transformación fue inmediata.

“Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo a los hombres: «Vengan, vean a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será este el Cristo?»” (Juan 4:28–29 NBLA).

La mujer que se escondía ahora testifica públicamente. Su vergüenza se convirtió en testimonio. Su pasado ya no la definía, su encuentro con Jesús sí. Como dice 2 Corintios 3:17 NBLA:

“Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”.

Ese es el poder de un encuentro con Jesús: rompe cadenas sin necesidad de gritos ni condena. Él no solo cambia conductas, sino corazones.

Reflexión práctica

  • ¿De qué “pozos” he estado bebiendo para calmar mi sed interior?
  • ¿Qué cosas Jesús quiere que deje atrás —como la mujer su cántaro— para abrazar una nueva historia?
  • ¿Estoy dispuesto a permitir que Jesús toque las áreas de mi vida que prefiero ocultar?

Oración sugerida:

Señor Jesús, gracias porque Tú me buscas aun cuando trato de esconderme. Muéstrame los pozos vacíos en los que he buscado saciar mi alma. Lléname con Tu agua viva y hazme libre para compartir con otros lo que Tú has hecho en mí. Amén.

Acerca de este Plan

Encuentros con Jesús que cambian nuestra vida

Cada encuentro con Jesús tiene el poder de transformar no solo lo que hacemos, sino quiénes somos. A través de este devocional de 7 días, recorrerás historias bíblicas donde hombres y mujeres comunes se cruzaron con el Salvador y nunca volvieron a ser los mismos. Desde el perdón y la restauración hasta el llamado y la misión, descubrirás que Jesús sigue encontrándonos hoy —para sanarnos, levantarnos y enviarnos.

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Nos gustaría agradecer a Felipe Echeverri por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.martepodcast.com