Del foso al palacio

Dios puede cambiar tu historia en un solo día.
Años de dolor, rechazo o espera pueden transformarse en un instante cuando llega Su tiempo.

El mismo José que fue arrojado al foso, vendido como esclavo y encarcelado injustamente se convirtió en gobernador de Egipto en un solo día, pero lo más poderoso de su historia no fue su ascenso, sino cómo Dios formó su carácter en el proceso.

Dios no necesita mucho tiempo para cumplir Su plan, solo corazones dispuestos a confiar mientras esperan.

Quizá llevas tiempo en una temporada difícil. Has llorado, orado y te has mantenido firme, pero parece que nada cambia. No te desanimes: cada lágrima ha estado abonando el terreno de tu fe. Cuando el momento llegue, todo lo que antes no tenía sentido cobrará propósito.

Conozco la historia de Raúl. Trabajó por años en un empleo donde no lo valoraban. Mientras otros avanzaban, él seguía sirviendo con excelencia, confiando en que Dios veía lo que nadie más veía.

Un día, sin buscarlo, recibió una llamada: una nueva empresa había visto su cv, les gustó su perfil profesional y quería contratarlo, una nueva oportunidad se abrió, y entendió que Dios nunca había estado ausente. En un instante, todo cambió. Lo que parecía un callejón sin salida, era la respuesta.

Así actúa Dios: a veces, de repente; otras veces, en silencio. Pero siempre con propósito.
Después de la espera, llega la comprensión y entendemos que cuando Dios dirige siempre el resultado es mejor. Después del quebranto, llega la madurez.
Y cuando mires atrás, sabrás que nada fue en vano: el mismo Dios que te sostuvo ayer, te sostendrá mañana.
Las pruebas quizá serán más intensas, porque el enemigo no descansa; pero ahora tú tampoco temerás, porque has visto la fidelidad de Dios en acción.
Y si Dios está contigo, ¿quién contra ti?

Lo que parecía tu final, puede ser el comienzo del propósito que Él prometió.

Lección del día:
Dios nunca llega tarde; llega perfecto. Su propósito es más grande que cualquier recompensa visible.

Oración:
Señor, gracias porque Tú no te olvidas de tus promesas. Aun cuando no entiendo los tiempos, elijo confiar en ti. Levántame del foso de la duda y llévame al palacio de tu propósito. Haz en mí lo que solo Tú puedes hacer. Amén.

Desafío de hoy:
Haz una lista de tres cosas que Dios ha cambiado en tu vida que antes parecían imposibles. Agradece por cada una y declara: “Tu fidelidad, Señor, es mi mayor recompensa”.