En la cárcel, pero en el propósito

Hay temporadas donde parece que todo se detuvo. Tienes sueños, talento y fe… pero las puertas se cierran una tras otra. Te preguntas: “¿Dónde está Dios en medio de esta espera?”.

José conoció esa sensación. Fue encarcelado injustamente por algo que no hizo. A simple vista, parecía que su historia se había detenido. Pero en esa cárcel, Dios seguía escribiendo su propósito. Fue allí donde conoció a las personas que lo llevarían más tarde al palacio.

A veces, la cárcel no es un castigo, sino un entrenamiento.

Sofía también tenía sueños grandes: quería estudiar en el extranjero y servir a Dios en otro país. Pero no tenía dinero ni oportunidades. Mientras esperaba, decidió ayudar a niños en su comunidad, enseñándoles inglés y compartiendo historias de fe. Años después, una fundación conoció su trabajo y le ofreció una beca completa. Lo que parecía una temporada perdida, era el taller donde Dios estaba moldeando su corazón.

Quizás tú también estás en una “cárcel” —una situación que no entiendes, una pausa que no pediste— pero no te desesperes: Dios no se ha olvidado de ti.

Él usa los tiempos de encierro para prepararte para los tiempos de expansión.

Lección del día:
El propósito de Dios no se pausa, solo se prepara. La espera no es pérdida, es parte del proceso.

Oración:
Señor, aunque no entienda lo que estás haciendo, confío en ti. En mis momentos de espera, enséñame a servirte, a mantener mi fe y a creer que sigues obrando. Haz que mi tiempo de encierro se convierta en mi tiempo de crecimiento. Amén.

Desafío de hoy:
Piensa en algo que esperas desde hace tiempo. Escríbelo y ora diciendo: “Señor, no quiero solo salir de esta etapa, quiero aprender lo que me estás enseñando en ella”.