Atesorando Sabiduría - La fortuna de escuchar a DiosMuestra

Verdad

En el capítulo final del evangelio, la desesperación del viernes da paso al asombro del domingo. Unas mujeres se dirigen a la tumba para ungir un cuerpo, pero se encuentran con una tumba vacía y un ángel que les ofrece un mensaje que cambiaría el mundo: “No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí”. Este anuncio transforma la tristeza en esperanza, ya que Jesús vive y reina, y ha enviado a sus discípulos a proclamar el evangelio a toda criatura.

Equipamiento

Esta victoria nos equipa para vivir con una esperanza inquebrantable y un propósito renovado. La tumba vacía nos recuerda que el poder de Dios no tiene límites y que Él va delante de nosotros, guiándonos en su voluntad. Somos formados para superar la incredulidad y la dureza de corazón, confiando en que el mismo poder que levantó a Jesús de entre los muertos obra en nosotros y a través de nosotros.

Al Corazón

¿Creo realmente, con todo mi ser, que Jesús resucitó y está obrando activamente en mi vida y en el mundo hoy?

¿Mi fe se apoya en el poder de la resurrección, o sigo viviendo con temores como si Él todavía estuviera en la tumba?

Misión

La Gran Comisión, “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio”, es la consecuencia directa de la resurrección. Hoy, acepta esa misión. Anuncia a alguien que Jesús vive. Tu mensaje es urgente, poderoso y lleno de esperanza, capaz de transformar vidas, porque no lo proclamas solo, sino con la promesa de la compañía eterna de tu Rey resucitado.