Íntimos De JesúsMuestra

La habitación del Amado

“Atráeme; en pos de ti correremos. El rey me ha metido en sus cámaras; Nos gozaremos y alegraremos en ti; Nos acordaremos de tus amores más que del vino; Con razón te aman” (Cantares 1:4 RVR1960).

Reflexión: El Cantar de los Cantares, ese hermoso libro de amor entre el Amado y la amada, nos revela algo más profundo que un romance: la experiencia de un alma que ha sido atraída por Dios mismo. No estamos hablando de religión ni de eventos espirituales… sino de una intimidad tan real que el corazón humano exclama: “¡Atráeme!”

La habitación del Amado es ese lugar secreto donde se derriban los muros del orgullo y de la apariencia. Es el cuarto íntimo de la relación con Jesús, donde se produce transformación sin palabras, comunión sin protocolos y amor sin medida.

No todos conocen ese lugar. Muchos se conforman con el atrio del templo, con escuchar desde lejos, con vivir de recuerdos. Pero los íntimos han sido “llevados” a esa habitación. No porque la merezcan, sino porque fueron atraídos por la ternura de Cristo.

Allí, todo cambia: la tristeza se vuelve canto, el dolor se convierte en danza, y el alma se goza en Él. Esta habitación no es geográfica, sino espiritual… no es visible, pero sí inconfundible para el que la habita.

El clamor del íntimo es este: “¡Llévame otra vez, Amado mío, a tus cámaras!” Y Él siempre responde al alma hambrienta.

Preguntas de Reflexión: ¿He conocido realmente la habitación secreta con Jesús? ¿Qué me ha robado el tiempo de comunión íntima? ¿Busco a Jesús por amor o por necesidad? ¿Qué significa para mí “ser atraído” por Su amor? ¿Cuándo fue la última vez que mi alma se gozó solo en Él?

Oración: Amado Jesús, llévame otra vez a tu habitación secreta. Atráeme con cuerdas de amor, hasta que nada me importe más que estar Contigo. Que mi corazón no se acostumbre a vivir lejos, sino que te anhele cada día. Hazme uno de los que entran a tus cámaras. Amén.

Desafío Práctico:

Aparta un tiempo específico esta semana para entrar a tu “habitación secreta” con Jesús. Desconéctate de todo, lleva solo tu Biblia y tu corazón. No pidas nada… solo busca Su presencia.