Íntimos De JesúsMuestra

Intimidad que transforma el carácter

“Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios” (Éxodo 34:29 RVR1960).

Reflexión: La intimidad verdadera con Dios no nos deja iguales. Moisés no buscó brillar, no se propuso impactar. Simplemente estuvo con Dios… y eso fue suficiente para transformarlo. Su rostro hablaba de algo que sus labios no podían explicar. Su comunión con Dios dejó huellas visibles.

Hoy, muchos quieren influencia sin presencia, liderazgo sin altar, autoridad sin quebranto. Pero el carácter que brilla con autenticidad nace en la intimidad, no en la autopromoción. No es una luz que se prende por talento, sino por estar cara a cara con el Eterno.

Ser íntimo de Jesús es dejar que Su presencia forme, pula, corrija y glorifique Su imagen en nosotros. Es aceptar que lo más importante no es lo que hacemos para Él, sino lo que Su presencia hace en nosotros. El carácter transformado es la señal más poderosa de una vida escondida en Dios.

Preguntas de Reflexión: ¿Qué áreas de mi carácter están siendo moldeadas por mi intimidad con Dios? ¿Paso tiempo con Dios para ser transformado, o solo para recibir dirección? ¿Mi vida refleja que he estado con Jesús? ¿Permito que Dios me confronte en secreto para luego representarlo en público? ¿Qué aspectos de mi personalidad necesitan ser llevados al monte de la presencia?

Oración: Señor, no quiero ser el mismo después de estar contigo. Transforma mi carácter en la intimidad. Que mi vida hable de Ti, aunque mis labios callen. Hazme más semejante a Jesús. Llévame a lo profundo, donde tu gloria moldea lo que el mundo no puede ver. Amén.

Desafío Práctico:

Elegí hoy una actitud o hábito que no refleja el carácter de Cristo, y decidí llevarlo a la presencia de Dios cada día de esta semana. Permití que Él lo transforme desde adentro.