"Ancla Firme en Medio del Caos"

Vivimos tiempos inciertos, llenos de noticias desalentadoras, opiniones negativas y realidades que a menudo contradicen lo que esperamos en Dios. Día tras día, las circunstancias parecen empujarnos a dudar de lo que el Señor ha dicho, a cuestionar sus promesas y hasta a dejar de confiar en su fidelidad. Muchas personas, abrumadas por lo que escuchan y ven, han dejado que su fe se apague, y con ella, se apaga también su esperanza.

Sin embargo, la fe no se sostiene por lo que se ve, sino por lo que se cree. El Apóstol Pablo lo expresó claramente: “porque por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7, RVR1960). Si fijamos nuestra atención únicamente en lo que ocurre a nuestro alrededor, pronto nos sentiremos sin dirección, sin fuerza y sin esperanza. Pero si volvemos nuestra mirada a lo que dice la Palabra de Dios, encontraremos un fundamento sólido que no se mueve con las crisis.

La Biblia no ignora las dificultades de la vida, al contrario, nos prepara para enfrentarlas con la verdad del cielo. Nos recuerda que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28 RVR1960), que “la gloria postrera será mayor que la primera” (Hageo 2:9 RVR1960), y que “aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo” (Salmo 23:4 RVR1960). Nos asegura que “el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende” (Salmo 34:7 RVR1960). Estas no son frases bonitas: son promesas eternas del Dios que no miente.

Por eso, en lugar de centrar tu corazón en las dificultades, ancla tu alma en las promesas de Dios. Él no se ha movido de su trono, y sus pensamientos hacia ti siguen siendo de paz, no de mal, para darte un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11). Cuando todo lo demás parece moverse, Cristo permanece firme. Él es la roca inconmovible en la que puedes permanecer sin ser arrastrado por el temor, la duda o el desánimo.

No pierdas la fe. No sueltes la esperanza. La Palabra de Dios es lámpara para tus pies y luz para tu camino (Salmo 119:105). Él quiere no solo guiarte, sino fortalecerte, restaurarte y recordarte que lo mejor aún está por venir si permaneces en Él.

Reflexiona:

1. ¿En qué cosas estás poniendo tu mirada: en las circunstancias o en las promesas de Dios?
2. ¿Has dejado que el miedo o el desánimo apaguen tu fe en lo que Dios te dijo?
3. ¿Qué promesa bíblica puedes recordar hoy para fortalecer tu esperanza?

Oración:

Señor, hoy decido levantar mis ojos hacia Ti. En medio del caos, el dolor y la confusión, quiero recordar que tu Palabra es verdad y que tú permaneces fiel. Ayúdame a no aferrarme a lo que veo, sino a lo que Tú has dicho. Fortalece mi fe, renueva mi esperanza y enséñame a descansar en tu amor constante. Que tu verdad sea mi ancla segura, y que en todo momento, yo permanezca firme en ti. Amén.