Todo Es en Él: 30 Días Redescubriendo Su Centralidad, Universalidad Y SupremacíaMuestra

Día 22 – Cristo, cabeza de la Iglesia

Cuando Pablo habla de la supremacía de Cristo, no se queda en lo cósmico o universal; la lleva directamente al corazón de la Iglesia. Jesús no es solo Señor del universo, es la cabeza de su cuerpo, la Iglesia.

Esto significa que la Iglesia no tiene otro líder supremo, no depende de estructuras humanas ni de personalidades carismáticas. El centro, la dirección y la vida de la Iglesia provienen de Cristo. Somos su cuerpo, y como todo cuerpo, no puede moverse ni vivir si no está conectado a su cabeza.

Colosenses 1:18 lo declara con claridad: “Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia; él que es el principio, el primogénito de entre los muertos; para que en todo tenga la preeminencia.” La supremacía de Cristo no admite rivales dentro de la Iglesia. Cuando los hombres intentan ocupar ese lugar, la vida se apaga y el cuerpo se deforma.

La Iglesia verdadera no es un club social ni una organización humana; es la plenitud de Cristo en la tierra. Esto quiere decir que nuestra misión, nuestra adoración y nuestra unidad fluyen de estar sujetos a Él. Todo lo que no nace de Cristo, tarde o temprano se desmorona.

Jesús mismo lo prometió: “Sobre esta roca edificaré mi Iglesia” (Mt 16:18). Él la edifica, Él la sostiene, Él la guía. Nuestra tarea no es inventar la Iglesia, sino colaborar con Aquel que la edifica según su diseño eterno.

Confesar que Cristo es cabeza es vivir en dependencia. Así como un miembro del cuerpo no tiene vida separada del organismo, tampoco un cristiano puede tener vida fuera de Cristo. Y así como el cuerpo entero se rige por la cabeza, la Iglesia entera debe someterse a la voluntad del Señor.

Oración

Señor Jesús, cabeza de la Iglesia, someto mi vida y mi servicio a tu autoridad. Líbrame de poner mi mirada en hombres o en estructuras, y hazme vivir en dependencia total de ti. Que tu vida fluya en mí como miembro de tu cuerpo. Amén.

Acción del día

Hoy orá por tu congregación y escribí esta frase en un papel:
“Cristo es la cabeza de su Iglesia.”
Guardala en tu Biblia y recordá que todo lo que hacemos en la comunidad de fe debe nacer de Él y apuntar a Él.