¿Qué Nos Pasó En El Edén?- Psicología De La CaídaMuestra

¿DESDE DÓNDE LEEMOS?

Este principio de cómo el orden lo afecta todo no aplica solamente a la creación. Sucede, por ejemplo, en relación con nuestro tema, cuando se lee a Pablo

• desde Gálatas 3:28 («Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús»)
• o, por el contrario, desde la primera carta a Timoteo 2:12 («Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio»).

Parecen contradictorios, pero no hay tal cosa. Lo que parece no encajar tiene su explicación, necesita contexto completo, y mucho de este a menudo se encuentra en los relatos de la creación.

No hay que elegir entre unos u otros, y lo entendemos mejor si nos recordamos que Pablo era, ante todo, imitador del Maestro, también en lo referente a las mujeres. Eso fue primero, e ilumina el resto.

A lo que me lleva todo esto es a que:

• al revisar los textos del Edén desde estas consideraciones, descubrimos a la mujer como alguien especialmente preciado, un regalo para Adán tras la experiencia de su ausencia, y por eso llega la última, como colofón, encajando perfectamente con la progresión ascendente de la creación que la pone a ella allí y a él penúltimo, no para ser mejor, sino distinta y especial.
• Él lo es también: especial por único y primero igualmente. ¡No tenemos que elegir! Misma «pasta» en distinta manifestación y diferente momento por razones que solo podemos intuir, pero que son grandiosas y perfectas al tener a Dios detrás de ellas.

Lo verdaderamente importante para nosotros es, en definitiva, el valor añadido que con el orden que Dios mismo escogió para nosotros tenemos cada uno, y sobre eso he querido reflexionar contigo. Cómo esa comprensión cambia tu forma de verte y ver al otro sexo es algo que debes reflexionar, al igual que yo, con el Señor de la mano.

Habremos de ser sabios, hombres y mujeres, para diferenciar los hechos incontrovertibles de las interpretaciones, para evitar usar algo muy bueno, como es el designio de Dios, hacia las inclinaciones muy malas que tantas veces hay en nosotros, da igual nuestro género.

Todos pecamos, y a una nos hicimos inútiles. El orden no es el foco del problema.Lo que contamina al hombre, como el propio Maestro nos recordó, está dentro de nuestro corazón, nunca fuera.