¿Qué Nos Pasó En El Edén?- Psicología De La CaídaMuestra

¿QUÉ NOS QUISO DECIR DIOS?

Qué duda cabe que una de las más difíciles tareas del cristiano consiste en diferenciar la voz de Dios de cualquier otra, incluida la suya.

Esto es especialmente importante cuando nos acercamos al texto bíblico, en que procuramos distinguir lo que se dice del espíritu de esa letra, y dada la dificultad de la tarea, como recordaba el apóstol Pedro, haremos bien en dejar de lado los dogmatismos y hacer una reflexión sosegada, sabiendo que podemos equivocarnos, y no cerrándonos a revisar cuanto sea necesario, unos y otros.

• ¿Cuál sería, según la voz de Dios en el Edén, el tipo de relación que se esperaba entre los esposos antes de la caída?
• ¿Hablamos de una «igualdad complementaria»?
• ¿O realmente, como dicen los que defienden que la voz de Dios hablaba de sumisión de ella a él por diseño y por tanto previo a la caída, no se trata de ser uno solo y hacer equipo en igualdad de condiciones y diferencia de cuerpos, sino de jerarquía y sometimiento?
• ¿Había entonces o no un encargo de parte de Dios a Adán para ser el líder matrimonial-familiar? De esto depende la comprensión del resto del pasaje.

Las diferencias en la asignación de funciones para hombre y mujer se han basado, en buena parte, en el orden de la creación, pero también y principalmente en una cuestión de:

• esencia (ser hombre o mujer, a pesar de tener la misma «pasta» como el propio Adán no dejó lugar a dudar)
• y no tanto a un tema de presencia (estar primero tiene unas implicaciones y llegar segunda tiene otras).

Las diferencias en el encargo a uno u otro,

• si hablamos de esencia, se concretarían en palabras que podrían ser algo así como «Porque eres hombre, te toca A, y porque eres mujer, te toca B».
• Si enfatizamos la presencia, por otro lado, podría expresarse en términos de «Porque estabas aquí primero y acabo de componer un regalo que te será de ayuda idónea, espero de ti A, y tú, que acabas de llegar a donde otro estaba antes que tú, has de tener en cuenta B, o no podrás ser de ayuda idónea».

Como puede verse, la cuestión del orden marca todo (quizá por eso también preguntó primero al hombre «¿Dónde estás tú?»), pero no por las razones que pensábamos, quizá. Y necesitaremos volver al detalle del relato para aclararlo.