¿Qué Nos Pasó En El Edén?- Psicología De La CaídaMuestra

UNA TAREA PREPARATORIA

Dios ha creado expectación en el hombre ante la realidad de que, en la creación y hasta el momento, no se había hallado ayuda idónea para él. Ella llega, entonces, para cubrir de manera claramente identificada un espacio que hasta entonces estaba vacío. Adán no tuvo conocimiento de eso hasta aquel momento, pero la mujer estaba en el corazón de Dios y no fue un «remiendo» de última hora, así que conviene que le demos a esta última criatura el valor que tuvo y tiene en el plan del Creador.

• ¿Será que el ejercicio de nombrar Adán a los animales antes de que se la cree a ella le permitiría detectar ese «alguien» que faltaba? ¿Sería ese el propósito de la tarea encomendada?
• ¿Estaba el Señor, por decirlo de alguna manera, «abonando el terreno» para el asombro de Adán que vendría al recibir a la mujer por primera vez?
• ¿En qué sentido sino reconocer que ella es como él, igual pero complementaria por distinta en algunos asuntos, es que él la llama Varona? «Es como yo, pero con lo que me faltaba», parece decir.
• ¿Y no puede ser llamarla «Eva» tras la caída justamente la ratificación y énfasis de que será a través de ella como madre de todos los vivientes (porque eso significa su nombre) que se hará patente el rayo de luz que acababan de escuchar de parte de Dios?
• ¿Habría algo de esto en la mente de ella cuando, en el capítulo 4 de Génesis dice «Por voluntad de Jehová he adquirido varón»? Quizá se preguntaba si aquel sería el que cumpliría la promesa... y no tardó en ver que no sería así.

Nombrar algo o a alguien puede ser, en ocasiones, un ejercicio de autoridad, pero no necesariamente lo es, ni implica jerarquía siempre. Adán nombra a los animales, y lo hace en dos ocasiones diferentes respecto a la mujer, con énfasis distintos según el momento. Ese «nombrar» es una especie de «Eureka», como el que lleva a Agar a llamar al Señor «Dios que me ve» (muy alejado ejercicio de tener autoridad sobre Dios, evidentemente).

• Cuando Adán llama a la mujer «Varona» lo hace como expresión enfática de la realidad asombrosa de que ella sea carne de su carne y hueso de sus huesos. Igual y distinta a la vez.
• Al llamarla «Eva», madre de todos los vivientes, enfatiza la promesa de Salvación que vendría a través de ella.