Saetas BruñidasMuestra

Día 5: La espera en la alijaba (El tiempo oculto)

Después de ser bruñida y afilada, la saeta no es lanzada de inmediato… sino guardada en la aljaba. Oculta, cubierta, en silencio. Ya está lista, pero aún no es su tiempo.

Esta etapa puede parecer injusta o confusa. Tú sabes que has sido formado, sabes que hay un propósito sobre ti, y aun así… Dios te guarda. Nadie ve lo que llevas dentro, pocos reconocen lo que estás preparado para hacer. Pero Dios sí lo sabe, y te está reservando para un momento perfecto.

• La alijaba era una caja o cilindro usado para transportar las flechas, mientras estuviesen allí, nada ni nadie las podía dañar, si estás dentro de la alijaba nada puede dañarte.
• La alijaba es incómoda para quien quiere correr. Pero es protección. En ella Dios prueba la paciencia, la humildad, la confianza. Aquí se purifica toda necesidad de ser vistos, aprobados o aplaudidos.
• Dios quiere que estés tan seguro de tu identidad, que incluso en el silencio, no olvides quién eres ni para qué fuiste formado.

Recuerda: no estás olvidado, estás reservado.
La alijaba no es el fin… es el preludio del impacto.

Preguntas para reflexionar:

¿He confundido el silencio de Dios con olvido?
¿Qué emociones me provoca esta temporada de espera?
¿Cómo puedo aprovechar el tiempo oculto para profundizar en mi intimidad con Él?

Oración:

Señor,
Gracias por guardarme en tu alijaba. Aunque mi corazón desee avanzar, elijo confiar en tus tiempos y no en mi impulso. Ayúdame a descansar en Ti, a no buscar aplausos ni escenarios, sino tu mirada probándome en lo secreto.

Forma en mí un corazón firme en la espera, una fe que no necesita ser vista, y una obediencia que no negocia. Enséñame a valorar esta etapa como un acto de amor, porque si me reservas, es porque tienes algo específico para mí. No estoy olvidado, estoy escondido en Ti. Y cuando llegue el momento, tú me lanzarás al lugar exacto.
En el nombre de Jesús, amén.