Saetas BruñidasMuestra

Día 2: La elección del metal - (Llamado y propósito)

Antes de que el bruñido comience, antes del fuego, del lanzamiento o del impacto, hay un momento sagrado: la elección. Dios, el Gran Artífice, no trabaja con cualquier metal. Él busca y selecciona cuidadosamente aquello que ha determinado desde la eternidad.

• Él te escogió a ti, no por casualidad, sino con un propósito eterno.

Cada flecha comienza siendo solo una pieza común, pero en las manos del Creador, se convierte en un arma poderosa. Cuando Dios te elige, no lo hace basándose en lo que otros ven en ti, sino en lo que Él ya vio en secreto: tu diseño original.

Tal vez hoy no te sientas una saeta. Quizás te ves como un trozo sin forma, sin brillo, sin utilidad… pero el proceso de ser bruñido comienza aquí, cuando aceptas que has sido elegido.

Aceptar ese llamado es rendirse al proceso, y entender que no eres cualquier material: Eres valioso metal que ha sido apartado para un uso santo. Dios no elige por error. Si Él puso Sus ojos en ti, es porque vio algo que el mundo aún no ha descubierto.

Preguntas para reflexionar:

¿Creo realmente que he sido elegido por Dios con un propósito específico?
¿Qué mentiras han intentado robarme la identidad que Dios me dio?
¿Estoy dispuesta a decirle a Dios: “Aquí estoy, haz conmigo lo que Tú quieras”?

Oración:

Amado Padre,
gracias porque desde el vientre me conociste. No fui un error ni una casualidad. Tú me elegiste como se elige un metal precioso, para forjarme con propósito y amor. Aunque no entienda todo ahora, hoy te digo que acepto tu llamado. Hazme tuyo. Úsame como esa saeta poderosa que llegará justo al blanco.
En el nombre de Jesús, amén

Kissenger Camargo