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El Príncipe Sin NombreMuestra

El Príncipe Sin Nombre

DÍA 1 DE 9

Los pecados de David

La historia comienza con David cometiendo el primer pecado: no cumplió con su deber de rey. En lugar de ir a la guerra con su ejército, se quedó en Jerusalén, mientras sus soldados combatían. En este contexto, encontramos a David descansando tranquilamente en su cama, cuando debería haber estado guiando a su pueblo en batalla. Este comportamiento inactivo lo llevó a caer aún más en la tentación.

Una noche, mientras paseaba por la terraza de su palacio, vio a Betsabé, una mujer muy hermosa que se estaba bañando. David, dominado por el deseo de poseerla, no se detuvo ante el hecho de que estuviera casada; cedió a su deseo, ordenando que la trajeran ante él, y así se acostó con ella, cometiendo adulterio. Betsabé quedó embarazada, y esto puso a David en una situación difícil: debía encontrar una manera de cubrir su pecado.

El rey entonces intentó remediarlo de la forma que creyó mejor, llamando a Urías del campo de batalla, esperando que pasara la noche con su esposa y así todo el asunto quedaría oculto. Sin embargo, Urías se negó, considerando injusto disfrutar del consuelo de su hogar y de su esposa mientras sus compañeros estaban en guerra.

David, desesperado, hizo otro intento: emborrachó a Urías, con la esperanza de que, bajo la influencia del alcohol, fuera a dormir con Betsabé. También este plan fracasó, pues Urías se mostró una vez más íntegro en su compromiso con sus compañeros de armas. A pesar de sus intentos, David no logró convencerlo.

En ese momento, David tomó una decisión extrema: ordenó la muerte de Urías. Escribió una carta a Joab, el comandante del ejército, en la cual pedía poner a Urías en la primera línea, en el lugar más peligroso de la batalla, para que muriera. La carta con la sentencia de muerte fue entregada por el mismo Urías, sin saber su contenido. Urías murió, tal como David lo había planeado, y el rey tomó a Betsabé como esposa. Sin embargo, este pecado trajo graves consecuencias, incluida la blasfemia del nombre de Dios por parte de los enemigos de Israel, que veían en estas acciones una caída moral.

Escrituras

Acerca de este Plan

El Príncipe Sin Nombre

La historia de David, narrada en 2 Samuel 11 y 12, es una de las narraciones más profundas de la Biblia, pues nos muestra el poder del pecado y las consecuencias de las acciones humanas, pero sobre todo, la gran misericordia que Dios ha mostrado no solo a David y a todos los involucrados en el asunto, sino también, después de varios milenios, a nuestras vidas. Esta historia se centra en David, el rey de Israel, quien cayó en una serie de graves pecados, pero que encontró el camino del perdón mediante su sincero arrepentimiento.

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Nos gustaría agradecer a Carmelo Orlando por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.gesuilnazareno.org/it