Un Matrimonio Que Da FrutoMuestra

Paciencia: El amor que sabe esperar
La paciencia no es solo “aguantar” o “tolerar”. En el lenguaje bíblico, es una virtud poderosa que implica perseverar con esperanza. Es la capacidad de esperar sin perder la fe.
Cuando las cosas se ponen difíciles en el matrimonio, una de las salidas que más rápido consideramos es tirar la toalla. Amenazar con el divorcio se vuelve algo común cuando la frustración nos inunda, sin saber que el divorcio también causa dolor. El mismo dolor que produce el rechazo.
Además, nuestras palabras tienen poder de vida o muerte. Si siempre estás declarando que tu matrimonio va a terminar, tú mismo estás firmando su acta de defunción.
En el matrimonio, la paciencia es la medicina que calma las tensiones cuando el otro no cambia tan rápido como quisiéramos. Es seguir sembrando amor cuando las respuestas tardan. Es elegir el silencio con amor cuando la impaciencia quiere gritar. Es entender que hay procesos en los que solo Dios puede intervenir, y nuestro papel es esperar… con el corazón en paz.
La Biblia dice:
“Tened por sumo gozo... cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna" (Santiago 1:2-4 RVR1960).
La paciencia no es pasividad. Es una fe activa que confía en que Dios está obrando, incluso cuando no vemos resultados inmediatos. En el matrimonio, eso significa elegir amar mientras esperamos. Mientras esperamos que el otro madure, que sane, que aprenda a amar mejor… mientras esperamos que Dios transforme áreas en nosotros.
Tal vez no se trata de que tu pareja cambie hoy. Tal vez se trata de que tú seas transformado en medio de la espera.
Durante los años de crisis que te mencioné anteriormente, yo esperaba que mi esposo cambiara. Anhelaba de vuelta a ese hombre afectuoso que conocí en un inicio. Pero leyendo un libro que te recomiendo mucho —Amor y Respeto— entendí que alguien tenía que dar el primer paso. Y ese alguien era yo.
Mi esposo volvió a ser afectuoso cuando yo cambié el irrespeto por la admiración. Cuando reemplacé las palabras hirientes por palabras amables. Fue un proceso de rendir mi carácter al Espíritu Santo, quien me enseñó que no puedo cambiar a mi pareja… pero que cuando cambio yo, los milagros suceden.
La paciencia es ese tipo de amor que dice:
— “Aunque hoy me cuesta, sigo creyendo en nosotros".
— “Aunque no veo resultados todavía, sigo sembrando con fe".
Y ese tipo de amor… es el que más se parece a Dios.
“El amor es paciente (…)” (1 Corintios 13:4 NVI).
Oración
Espíritu Santo, enséñame a esperar con fe. Ayúdame a no desesperarme en los procesos de mi matrimonio. A confiar en tu tiempo. A amar sin condiciones mientras espero. Hazme paciente como Tú, Jesús. Que tu paz sea más fuerte que mi impaciencia. En tu nombre, amén.
Acerca de este Plan

El fruto del Espíritu Santo es una obra única que se manifiesta en virtudes como el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la bondad y la fidelidad. Este plan de 10 días te invita a reflexionar en cada una de estas cualidades y a aplicarlas en tu matrimonio de manera práctica y transformadora.
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Nos gustaría agradecer a Amor Pingüino por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: amorpinguino.com
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