Día 7 - Sexto Decreto: ¡Tienes vida eterna!

Miremos hoy, a la luz de la Palabra, lo que nos dice Juan 10:27-30: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos” (RVR1960).

La vida eterna no es sólo duración sin fin, es una vida en comunión con Dios que empieza desde el momento en que creemos en Jesús (Juan 17:3). El mundo pasa, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (1 Juan 2:17).

Nada ni nadie puede separarnos del amor de Dios (Romanos 8:38-39). La muerte ha sido vencida, y ahora vivimos con la certeza de una esperanza gloriosa (1 Corintios 15:55-57).

Padre Bueno, te doy las gracias por permitirme compartir de tu Palabra; gracias porque nos permites llegar al final de este devocional y por poner en mi amado amigo, en mi amada amiga, ese deseo por aprender más y más de ti; en el Nombre de Jesús te pido para que tú bendigas la vida de quien está leyendo este mensaje; que tú guardes su mente, corazón, cuerpo y espíritu; que tu favor y gracia siempre estén guiando cada paso, cada decisión, e incluso, cada pensamiento. Dale fuerza y valor para seguir y recibir de las maravillosas promesas que has decretado sobre tus hijos e hijas; guárdale de todo mal y prospérale, así como prospera su alma, amén.