Día 6 - Quinto Decreto: ¡Eres hijo de Dios!

Miremos hoy, a la luz de la Palabra, lo que nos dice Juan 1:12-13: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (RVR1960).

Ser hijo de Dios es un privilegio que no todos tienen. Todos somos creación de Dios, pero solo quienes reciben a Cristo como Señor y Salvador se convierten en hijos (Romanos 8:14-17).

Esto no es por obras, sino por fe. El nuevo nacimiento nos da identidad, herencia y acceso a las promesas de Dios (Efesios 1:5-6). Ahora tenemos una nueva ciudadanía, un nuevo propósito y una esperanza eterna.

Dios Eterno, Creador de todo lo que existe; hoy nos presentamos delante de tu Trono para darte las gracias porque nos formaste a tu imagen y semejanza; porque enviaste a Jesús a morir en la Cruz del Calvario para darnos libertad y vida eterna. Hoy reconocemos que no podemos obtener la salvación por nuestros méritos; que nuestra limitación hace que las fuerzas nos falten y por eso queremos pedirte que seas tú quien gobierne nuestro ser; reconocemos que Jesús es tu Hijo, que sólo en Él hay salvación y lo recibimos como Señor y Salvador personal para que gobierne nuestra vida y que siempre recordemos este maravilloso momento en el cual dejamos de ser esclavos y fuimos constituidos como hijos tuyos; redimidos por la Sangre del Cordero, amén.