Día 1 - Los decretos de Dios para tu vida.

Miremos hoy, a la luz de la Palabra, lo que nos dice Números 23:19: “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”(RVR1960).

En la Palabra de Dios encontramos muchas promesas dadas por nuestro Padre; cuando analizamos lo que se nos desea dar podemos sentir paz de saber que la intención de nuestro Creador es que tengamos una vida plena y próspera en todos los aspectos.

Esto debemos analizarlo, porque las promesas de Dios se convierten en decretos que el enemigo no puede anular; sabemos que el enemigo viene a matar, robar y destruir; sin embargo, Cristo vino para que tengamos vida, y vida en abundancia (Juan 10:10). Es por eso que el acta de los decretos que nos era contraria la anuló con su sacrificio vivo y santo en la Cruz del Calvario (Colosenses 2:14). Debemos aprender la diferencia entre los decretos dados por Dios para nuestra vida y lo que el diablo desea para nuestra existencia presente y eterna.

Si nos apropiamos de la Palabra vamos a poder declarar los decretos Divinos y hacerlos parte de nuestro día a día; por eso te invito para que a lo largo de los próximos días nos adentremos juntos en la Palabra de Dios y crezcamos en el conocimiento y en el poder que el Señor nos otorga a través de ella; pidamos al Espíritu Santo que este devocional nos sea de bendición, edificación y mucho crecimiento para tener una vida acorde a lo que nuestro Dios y Padre ha planificado para cada uno de nosotros.

Padre Bueno, te damos infinitas gracias por el don de la vida; gracias por este nuevo día que nos das y por esta nueva oportunidad de conocer más de ti a través de tu Santa Palabra; en el Nombre poderoso de Jesús te pedimos que nos des revelación de ella y que toda venda que el enemigo quiera poner en nosotros sea quitada; danos de tu paz para recibir con el corazón lo que deseas darnos hoy; ponemos este devocional en tus manos y te pedimos que sea de bendición y edificación para tener un crecimiento espiritual conforme a tu propósito; que cada cántico, cada palabra y cada oración sean guiados por ti y que todo conocimiento humano sea puesto a un lado para que sea con poder y unción de tu Santo Espíritu, amén.