Líderes menospreciados.

Hoy quiero hablarte de una realidad dolorosa, pero inevitable en el camino del liderazgo: el menosprecio. Esta actitud, aunque común, puede dejar heridas profundas en el corazón de quienes han sido llamados por Dios a cumplir una asignación.

Aunque el desprecio y el menosprecio son términos similares, hay una diferencia sutil pero significativa entre ambos. El desprecio implica una actitud de desdén, una negación total del valor de alguien. El menosprecio, en cambio, es más insidioso: es valorar por debajo de lo que realmente merece. Es subestimar, minimizar, ignorar el potencial o la dignidad de una persona.

Y aquí está el punto central: cada vez que Dios te da una instrucción clara para liderar, tu entorno se dividirá. Algunos reconocerán la mano de Dios sobre ti y te apoyarán sin reservas. Otros, lamentablemente, te despreciarán o te menospreciarán. No por lo que haces, sino por lo que representas.

Frases como:

—«¿Quién se habrá creído ese?».

—«¡Imagínate! El hijo de Conchi ahora se cree líder…».

—«Este que nunca hizo nada, ahora pretende ser…».

—«¡Por favor! Ese loquito no va a llegar a ningún lado…».

Estas expresiones no son nuevas. Son ecos de una resistencia espiritual que se activa cuando alguien decide obedecer a Dios. Yo mismo he escuchado muchas de estas frases a lo largo de los años. Y quizás tú también.

Pero aquí está la clave: no te lo tomes personal. El liderazgo de alto impacto no se define por la aprobación de los hombres, sino por la fidelidad a la voz de Dios. En medio del rechazo, enfócate en lo que Él prometió. Porque si Dios te llamó, también te respaldará.

Incluso Jesús fue menospreciado. Mientras colgaba en la cruz, escuchó estas palabras: «A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él» (Mateo 27:42 RVR1960). Pero Él no respondió. No se defendió. Siguió el plan hasta el final. ¿Qué sientes cuando lees lo que decían otros en medio de su agonía?

Líder: si estás siendo menospreciado, no estás solo. Estás en buena compañía. Sigue adelante. No permitas que las voces del desprecio apaguen la voz de tu llamado. Dios no menosprecia a quienes Él mismo ha escogido. Pero si tú eres el que menosprecia, revisa tu corazón de inmediato. Estas al borde del precipicio.

Te doy las gracias por acompañarme durante estos 7 días para aprender actitudes que transforman tu liderazgo; vivir una jornada de renovación para líderes con propósito y liderar a otros hacia Jesús el mejor líder de la historia.

Si fue de bendición para ti, compártelo con otros.

Este plan de lectura es parte de los recursos para el liderazgo que puedes encontrar en ELAI (Escuela de Liderazgo de Alto Impacto) Theological & Leadership University.

Obtén más información aquí: elaiuniversity.org