Aprendiendo a juzgar correctamenteMuestra

Jesús no nos prohíbe juzgar; nos prohíbe juzgar injusta e hipócritamente
Jesús no prohíbe juzgar: discernir entre el bien y el mal. Tal como lo expresa en Juan 7:24: No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.
Jesús exhorta a sus seguidores que tengan cuidado a la hora de juzgar a los demás, y a que no se dejen llevar por las apariencias externas. Los amonesta a que no juzguen según las apariencias, sino que juzguen con justo juicio (Juan 7:24). Tampoco deben juzgar con hipocresía e injusticia (Mateo 7:1-5).
Lo que Jesús condena es la superficialidad, la arrogancia y la hipocresía: juzgar a otros creyentes como si uno en realidad fuera Dios. Este tipo de condena se prohíbe tajantemente a lo largo de la Biblia (Romanos 14:10-13; Santiago 4:11-12).
La palabra de Dios nos exhorta a juzgar con discernimiento y espíritu correcto
Además, Dios a menudo les da a los cristianos la responsabilidad de juzgar la verdad y la falsedad (Gálatas 1:8-9; Filipenses 3:2; 1 Juan 4:1). De modo que, si algún hermano cristiano está participando en alguna práctica que no agrada a Dios, tengo el derecho o el deber de amonestarle.
Un pasaje representativo del llamado de Dios a los creyentes a juzgar es 1 Corintios 2:14-16: Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio, el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
Este pasaje nos enseña que hay dos tipos de personas: el hombre natural y el hombre espiritual. El hombre natural es la persona que no tiene el Espíritu de Dios, el que sencillamente no ha nacido de nuevo en Cristo, ni se ha rendido totalmente al Señor. El hombre espiritual es el que tiene la capacidad de juzgar. Tiene el Espíritu de Dios y, por lo tanto, juzga espiritualmente y con sabiduría. Es capaz de discernir (comprender) a través del Espíritu de Dios, por lo que actúa con justicia.
Hay, pues, una manera correcta de juzgar, y hay una manera incorrecta de juzgar. Y contra la forma incorrecta es que Jesús nos amonesta. Jesús nos amonesta en contra de esa forma orgullosa e hipócrita de juzgar, y que carece de amor.
Esta manera mala de juzgar se traduce en un juicio condenatorio. Eso es lo que revela el texto paralelo al de Mateo 7:1-5. Así en Lucas 6:37 leemos:No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. La frase “no condenen...” explica lo que Cristo quiere decir con “no juzguen”, juzgar condenando. Por otra parte, el mandato “perdonen...” está puesto en contraste con el juzgar con condenación. A su vez Juan 7:24 dice: No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.
¿Hay arrogancia e hipocresía en tu juicio hacia otros?
Puntos clave:
- Para juzgar correctamente necesitamos usar el estándar de Dios (la palabra de Dios).
- Necesitamos juzgar con discernimiento espiritual; y esto no es posible sin la guía del Espíritu Santo y la palabra de Dios.
Acerca de este Plan

¿Hay una forma correcta de juzgar a la luz de la palabra de Dios? El juzgar es un tema delicado. Un consejo se puede tomar como una crítica. Mateo 7 dicta unas pautas para juzgar correctamente. Jesús nos dice que necesitamos sacar la viga de nuestro ojo (evaluarnos y corregirnos) y después podemos juzgar a otro. También es importante hacerlo con amor y para el bien de los demás.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: vidaefectiva.com