Una vida de intimidad con DiosMuestra

Indiferencia hacia el Espíritu Santo

“...Es mejor para ustedes que me vaya porque, si no me fuera, el Abogado Defensor (Paráclito, Protector, Consejero, Ayudador, Auxiliador, El que los consuela) no vendría. En cambio, si me voy, entonces se lo enviaré a ustedes”, Juan 16:7 (NTV).

Jesús dijo que apreciaríamos más la presencia del Ayudador, el Espíritu Santo, que la de Él mismo entre nosotros. Sin embargo, pocas veces se confía en él y su sabiduría. ¡Y cuántas se lo entristece al preferir las metodologías humanas desprovistas de poder, antes que sujetarse a su suave voz! Estimamos los consejos de los directivos de las multinacionales, imitando en la obra espiritual los principios usados en los negocios. ¡Qué terrible error! Aunque ellos sean sagaces en los mercados, no poseen inteligencia espiritual.

Es esperable que el mundo no sepa quién es el Espíritu Santo porque “el mundo no lo ve ni lo conoce” (Juan 14:17), pero qué triste es cuando los creyentes son indiferentes hacia el Espíritu Santo.

El avivamiento produce un énfasis fresco y renovado en la persona y en la obra del Espíritu Santo, porque en el avivamiento toda la atención se centra en Dios y no en las personas. Los cultos que normalmente se hacen pensando en “los no creyentes o en los cristianos” ahora se hacen para Dios y para su Gloria. Dios es la fuente del avivamiento y el centro de toda adoración y esfuerzo.

Se despierta un respeto por su persona y un ‘celo santo’. ¿Acaso no resulta extraño que muchos de los que profesan a Cristo parezcan dolerse tan poco cuando afrentan su Nombre? ¡Hasta se ríen de las burlas que le hacen!

¿Dónde están aquellos que con la pasión de Pablo buscan la Gloria de Dios y están dispuestos a hacer sacrificios por él?

¿Dónde están “los Elías” que sienten un vivo celo por ‘Jehová de los ejércitos’ al ver que el pueblo ha abandonado el pacto, ha derribado sus altares e ignorado sus instrucciones?

¿Dónde están “los sacerdotes, ministros del Señor” que lloran entre la entrada y el altar, mientras dicen: ‘perdona Adonai a tu pueblo’, Joel 2:17 (CJ)?

Para los que aman a Dios y comienzan a arder en el fuego del avivamiento es intolerable que lo menosprecien y difamen. Esas personas llorarán por toda manifestación de maldad y desprecio hacia Dios, tanto en el seno de la iglesia como entre los inconversos.

“Señor, clamamos en esta hora: “¿volverás a darnos nueva vida, para que tu pueblo se alegre en ti?”, Salmo 85:6 (BAD). Ayúdanos. Revélanos toda verdad por tu Espíritu. Amén”.