Una vida de intimidad con DiosMuestra

Una vida de puertas abiertas
Es habitual que nos encontremos con puertas abiertas y con puertas cerradas. También es muy común que otras personas nos abran o nos cierren puertas. Bernabé supo abrirle a Pablo una puerta ministerial muy importante. Samuel hizo lo propio con un joven llamado David. ¿Y por qué no lo hizo su propio padre? Porque ignoraba el potencial de este muchacho. David era ignorado por su propia familia, pero no por Dios. Cuando Dios abre una puerta ni siquiera tu padre podrá cerrarla.
Aunque David había sido ignorado por todos nunca se aferró a la ofensa. ¿Cómo lo sabemos? Porque cuando David derrotó a Goliat, el rey le preguntó: “Muchacho, ¿quién es tu papá?”, 1º Samuel 17:58. “Soy hijo de tu siervo Isaí...”. ¡Qué orgulloso se sentía David por ser hijo de Isaí! No había señal alguna de resentimiento o amargura en el corazón de David.
Miles y miles de creyentes y aun líderes caminan frustrados en la vida y amargados en su ministerio porque fueron abandonados por sus tutores. ¿Pero esa es una buena forma de reaccionar? ¿Quién te ha llamado? Si fue Dios, de Él debes depender todos los días de tu vida; de nadie más.
Ahora bien, en relación a las puertas: ¿cuál debemos cerrar? 2º Reyes 4 menciona a una mujer cuyo hijo nacido de una promesa muere: “ella entonces subió, y lo puso sobre la cama del varón de Dios, y cerrando la puerta, salió”, 2º Reyes 4:21. Cuando el profeta llega a la casa, lo primero que hace es cerrar la puerta y encerrarse con el cadáver: “Eliseo entró solo, cerró la puerta... y oró al SEÑOR”, 2º Reyes 4:33 (NTV).
¡Los milagros se construyen tras puertas cerradas! Si algo ha muerto en ti y se relaciona con promesas de Dios imita a esta sabia mujer. Detrás de esa puerta no hay olor a muerte sino a resurrección. Solo son necesarios Jesús y tú. “Cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre... y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público”, Mateo 6:6. ¿Sabes lo que significa que te recompensará en público? Que Dios es capaz de todo. Nadie puede contra Él. Nadie impedirá que Él te bendiga. ¿Sabes por qué? ¡Porque eres su hijo, eres amado y eres bendecido!
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/