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Una vida de intimidad con Dios

DÍA 104 DE 365

Cómo hablar para que Dios nos escuche

“...Josafat... dijo: “Señor... nosotros no tenemos la fuerza suficiente para enfrentar a ese gran ejército... por eso volvemos a ti nuestra mirada”... El... Señor... dijo: “...No tengan miedo...esta batalla no la libran ustedes, sino Dios...”, 2º Crónicas 20:3-15 (RVC).

Josafat decidió pedir ayuda al Señor. ¿Imagínate lo que sucedería si nosotros siguiéramos su ejemplo y recurriéramos a Dios cada vez que nos encontramos en problemas? Entiéndase bien, Josafat no pedía ayuda solo cuando tenía problemas, él vivía comprometido con Dios de manera permanente: El SEÑOR estaba con Josafat porque... Buscó a Dios... obedeció sus mandatos... y estaba profundamente comprometido con los caminos del SEÑOR...”, 2º Crónicas 17:3-6 (NTV).

El pueblo se reunió en el templo. ¿Por qué en el templo? Porque era el lugar dedicado a honrar su Santo Nombre, 2° Crónicas 6:34-35. Y cuando nos reunimos todos sus hijos a orar y adorar hay algo especial que no se puede minimizar: ¡la PRESENCIA DE DIOS!

Aprendamos la lección. Si los recursos naturales son insuficientes para solucionar un problema, es de sabios apelar a lo sobrenatural. En lugar de adoptar nuevas estrategias, clamemos por una intervención divina. Elías hizo un esfuerzo sobrehumano para lograr que el pueblo se volviera a Dios: “¿Hasta cuándo seguirán dudando? Decidan si el Señor es el Dios verdadero y entonces síganlo a él...”, 1º Reyes 18:21 (PDT). ¿Y cuál fue la respuesta? “La gente no respondió ni una palabra”, 1º Reyes 18:21. Pero cuando Dios descendió con fuego las personas se postraron inmediatamente.

Aquello que el esfuerzo de los hombres no puede lograr, es un trabajo sencillo y momentáneo cuando el Espíritu se derrama. ¿Sabes por qué Dios no interviene? Porque nosotros mantenemos el control de la situación, apoyados en nuestras propias fuerzas finitas. Estamos tan ocupados en nuestros asuntos que nos olvidamos de aquella obra portentosa que Dios espera hacer, si tan solo le diéramos la oportunidad. Deberíamos decir como Josafat: “Nosotros no tenemos la fuerza suficiente... ¡No sabemos qué hacer, y por eso volvemos a ti nuestra mirada!”, 2º Crónicas 20:12 (RVC). Entonces podremos esperar que Dios nos responda de una forma semejante: “No tengan miedo y no pierdan la esperanza... porque esta guerra no es de ustedes, sino de Dios... quédense quietos en sus puestos y verán cómo el Señor los salvará”, 2º Crónicas 20:15-17 (PDT).

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/