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Una vida de intimidad con Dios

DÍA 94 DE 365

Primero obediencia, luego bendición

Si mi pueblo me hubiera escuchado, y hubiera vivido como yo quería, yo habría... castigado a sus oponentes... los habría alimentado con la mejor comida...les habría dado toda la miel que hubieran querido”, Salmo 81:13-16 (PDT).

Dos son los requisitos para una vida cristiana victoriosa: la visión y la pasión. Y, tanto una como otra nacen de la oración y se sustentan por la oración.

El ministerio de la oración (el más elevado de todos los ministerios) está al alcance de la totalidad de los creyentes. Sin embargo, muchos subestiman las reuniones de oración porque ignoran su poder.

El diablo no tiembla por gritos desaforados, pero sí por la oración ferviente de un pueblo apasionado que cree en el poder de Dios y confía solo en Él.

Ahora bien, para contar con la autoridad de Dios debemos andar con Dios. Leonard Ravenhill dijo: “Los cristianos modernos conocen poco aquello que Jesús dijo de ‘atar o desatar’; porque para hacer mucho para Dios tenemos que estar mucho con Dios”.

“...Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”, Efesios 5:14 (VRV).

¿Qué quiere Dios? Primero: que despertemos a la comunión íntima y apasionada con Él. Segundo: que quitemos el pecado, en vez de disimularlo o negarlo. Tercero: que renovemos nuestra fidelidad solo para con Él, dejando de lado otros intereses. ¿Por qué existe tanta oposición a la hora de orar? En comunión con Dios verás tu vida a la luz de su gloria e irremisiblemente necesitarás limpieza y transformación.

El diablo intentará por todos los medios posibles que dejes de orar. Sabe que al acercarte al Señor, su luz mostrará no solo tu iniquidad, sino tus artimañas. Dios destruirá toda opresión conduciéndote a la libertad. Experimentarás que tu amado Rey es el que dirige el proceso de purificación y limpieza. ¡Serás testigo de que todo lo que Dios promete, lo cumple!

¿Quieres ser sensible a Dios? Quebranta tu orgullo. Solo el quebrantado es sensible al mínimo toque del Espíritu. ¿Y cómo logras ese estado? Enfrentando delante de Dios todas las iniquidades pasadas. Ese es el camino a un corazón contrito y humillado.En pocas palabras, el avivamiento se inicia con un nuevo comienzo de cercanía y obediencia a Dios.

¿Estás arreglando tus cuentas con el Señor? ¿Realmente buscas la santidad? ¿Has oído su voz sin responder a su llamado? Es tiempo de cambio y mudanza. ¡Esta es tu oportunidad!

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/