Una vida de intimidad con DiosMuestra

Un encuentro con Dios lo cambia todo
“Simeón era justo y... esperaba con anhelo que llegara el Mesías... El Espíritu Santo estaba sobre él y le había revelado que no moriría sin antes ver al Mesías...”, Lucas 2:25-26 (NTV).
Simeón supo por revelación quién era el Mesías. La revelación nos permite conocer a Dios y también su voluntad. La Biblia dice: “Mi pueblo está siendo destruido porque no me conoce... ”, Oseas 4:6 (NTV). Perecemos no por falta de milagros o de dinero, tampoco por falta de líderes carismáticos; perecemos por no conocer a Dios.
El conocimiento que necesitamos no se obtiene en una escuela o seminario teológico; no la puedes desenterrar de un libro, ni siquiera la puedes decodificar tú mismo de la Biblia. La revelación que conduce al conocimiento de Jesús no se consigue mirando youtube o preguntándole a Mr. Google. La clase de revelación que necesitamos la obtendremos solamente en el lugar secreto y con la ayuda del Espíritu Santo. La revelación es sobrenatural. Es la visión de Dios para nuestras vidas, familias, trabajos y ministerios. Es tan importante que Pablo dijo: “Pido que... Dios.... les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor”, Efesios 1:17 (NVI). Lo más importante es conocer a Dios por medio de la revelación. ¡Tener dones no es mejor que conocer a quien da todos los dones! La revelación viene siempre de la mano del Espíritu y la única finalidad que tiene es llevarnos a un encuentro con Dios. Para recibir la revelación de Dios necesitamos desarrollar el ser espiritual dentro de nosotros: “Solo los que son espirituales pueden entender lo que el Espíritu quiere decir”, 1a Corintios 2:14 (NTV).
¿Cómo atraemos la revelación de Dios? 1) Buscándola. Dios solo se da a conocer a aquellos que lo buscan de todo corazón. “Cuando ustedes me busquen, me encontrarán, siempre y cuando me busquen de todo corazón”, Jeremías 29:13 (TLA). No tendrás una visitación de Dios sin una búsqueda tenaz, apasionada y perseverante. Las oraciones superficiales producen resultados superficiales. 2) Obedeciendo la revelación que ya tenemos. La obediencia es la señal que Dios necesita para darnos mayor revelación. ¿Estás esperando dirección de Dios? ¿Has obedecido la última cosa que Dios te pidió que hicieras?
“Señor, entiendo que el secreto de la vida espiritual está en el lugar secreto. Sé que allí encontraré la revelación que necesito. Me comprometo a buscarte con todo mi corazón. Deseo conocerte. Ayúdame a ser obediente y llevar a cabo tu voluntad. Amén”.
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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