Logo de YouVersion
Ícono Búsqueda

Una vida de intimidad con DiosMuestra

Una vida de intimidad con Dios

DÍA 77 DE 365

Camino a Su presencia

“Recurran al SEÑOR... busquen siempre su rostro, Salmo 105:4 (NVI).

¿Recuerdas la visitación angelical a los pastores en Belén? Salieron de prisa para ver al niño. Lo que no sabemos es cuánto tiempo tardaron en encontrarlo, ya que solo se les había dicho: “encontrarán a un niño... acostado en un pesebre”, Lucas 2:12 (NTV). ¡Un niño en un pesebre! Era la única información que tenían. El esfuerzo para hallarlo debió haber sido grande. La aldea no era pequeña y todo el mundo tenía establos y corrales en sus casas. Los animales eran el único medio de movilidad y, además, se usaban para transportar casi cualquier cosa. Todo el mundo tenía pesebres. Por otra parte, era de noche y seguramente no era el único niño nacido. ¿No hubiera sido más fácil que el ángel les dijera con exactitud dónde encontrarlo? Sí, pero qué importaba esa falta de detalles. Lo que estaba en juego valía cualquier esfuerzo. La gran lección que tenemos que aprender es que tener a Dios y ser ungido por Él no es casualidad ni un golpe de suerte. Dios premiará a aquellos que valoran su presencia y negará su conocimiento a quienes persistan en la oscuridad, como lo demuestra el hecho de que Dios no permitió que Herodes supiera dónde y cómo encontrar al Mesías.

La bendición de contar con la presencia manifiesta de Dios tiene su costo, pero lo más caro es retenerla. Por eso David dijo: “Despierto, y aun estoy contigo”, Salmo 139:18. La sed espiritual es diferente a la sed biológica. La sed natural se calma al beber agua, la sed espiritual se incrementa cuando bebes del Señor. Lo mismo sucede con el hambre que desaparece cuando te alimentas. En cambio, el hambre espiritual aumenta con cada bocado de la Palabra que comes. Esperamos que un día, de tanto beber y comer de Él, te conviertas en un dependiente de su Presencia y su Palabra.

La parte más traumática de esta historia debe haber sido el retorno de los pastores a su trabajo habitual. La separación debe haber sido difícil. Cuando encuentras algo realmente precioso no quieres soltarlo, ¡y con razón! Sin embargo, muchos de nosotros nos aferramos a cosas de ínfimo valor y no las queremos soltar. Pésimo negocio.

Llegará el momento en que no querremos salir de la presencia del Señor. En vez de clamar por un avivamiento clamaremos para que avive el avivamiento. ¡Será tanta la pasión por su presencia que lo único que buscaremos será su gloria!

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

More

Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/