Una vida de intimidad con DiosMuestra

Renuncia a la independencia
“¡Síganme... yo les enseñaré cómo pescar personas!’”, Mateo 4:19 (NTV).
Jesús no dejó un procedimiento específico para la evangelización. El método debe ser el resultado de la comunión con Dios. En Lucas 5 Jesús le dijo a Pedro que eche las redes. En otras palabras, “no se te ocurra cambiar el método (sigue pescando con red) y tampoco cambies el sitio (sigue en el mismo lago)”. Luego le ordenó pescar en aguas profundas; es decir, el mismo lugar en el que habían pescado toda la noche. Pero de allí venían. Habían trabajado hasta agotarse y sin resultados. Ellos conocían el lago como las palmas de sus manos. Eran pescadores profesionales. Entendían bien el proceso de atrapar peces, las áreas más productivas en las cuales pescar, la mejor hora del día, el tiempo más favorable y el arte de bajar y levantar las redes. Jesús no les pidió que cambiaran de lago o pescaran con caña y anzuelo. Simplemente les dijo que volvieran a echar las redes en el mismo lago.
Existe un abismo de diferencia cuando hacemos el trabajo en nuestras propias fuerzas, apoyados en nuestros conocimientos y guiados por nuestras experiencias. Los resultados son paupérrimos. Pero cuando operamos en el Espíritu Santo y guiados por Él, los resultados son extraordinarios. La clave está en no abandonar. Haz lo que hacías, pero ahora en comunión con el Espíritu Santo.
Probablemente hayas intentado avanzar, pero con escasos o nulos resultados. Detente. Medita y busca su bendita Presencia. Luego escucha al Señor que te dice: “echa las redes nuevamente”. ¿Dónde? En el mismo lugar. No cambies de estrategia, no dejes el trabajo ni te alejes de tu ocupación, a menos que Dios te lo ordene claramente. Echa las redes nuevamente, pero ahora apoyado en Él. Si lo haces, los resultados serán extraordinarios.
Cuando los apóstoles pescaron solos, quedaron exhaustos y los resultados fueron pobrísimos. Cuando Jesús estuvo con ellos los resultados fueron asombrosos, sorprendentes, maravillosos. Cada vez que trabajamos independientemente de Dios, aunque sea para Dios, los esfuerzos serán siempre infructuosos. En cambio, cuando trabajamos como consecuencia de haber estado con Dios los resultados serán sobrenaturales. No renuncies al ministerio o al trabajo, renuncia a trabajar de manera independiente. No vivas cambiando de método o estrategia. Utiliza esa energía en atraer la presencia de Dios y edificar el aposento alto. Cuando Dios venga, Él se encargará de bendecir cada área de tu vida.
Escrituras
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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