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Una vida de intimidad con DiosMuestra

Una vida de intimidad con Dios

DÍA 75 DE 365

Una sola pasión

“Disfruta de la presencia del Señor, y él te dará lo que de corazón le pidas”, Salmo 37:4 (RVC).

Muy pocos creyentes viven apasionados por Cristo. Llegan tarde a los cultos. Adoran apáticamente. Bostezan y miran el reloj de reojo. Y todo eso en presencia de Su Majestad, el Rey de Reyes. Cantan con tan poca pasión que pareciera que le están haciendo un favor a Dios.

El lema de todo creyente debiera ser: “Una sola pasión: Jesús, solo Jesús”. Para eso es necesario mantener la frescura del primer amor. Una pasión absorbente y personal por Jesús es la clave para prevalecer delante de Dios. De aquellos que viven en el lugar secreto de su presencia, el Señor dice: “Por cuanto en mí ha puesto su amor... me invocará y yo le responderé”, Salmo 91:14-15. Todos los hombres que supieron vivir en su secreto se caracterizaron por la intensidad en su devoción al Señor. Ese fue el caso de Abraham, “el amigo de Dios”; Moisés, “a quién el Señor hablaba cara a cara”; David, “el hombre conforme al corazón de Dios”; Daniel, “el hombre muy amado”; y Pablo, “quien sufrió la pérdida de todas las cosas y las consideró como basura por amor a Cristo”. Sin duda ellos tuvieron una sola pasión: vivir en la presencia de Dios.

Hemos sido llamados a vivir y ministrar a su presencia. Cuatro veces se dice que Elías vivía en la presencia de Dios: “Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, 1º Reyes 17:1, 18:15; 2º Reyes 3:14, 5:16. “Abraham dijo: Jehová, en cuya presencia he andado, Génesis 24:40. De Moisés se dice que no quería vivir sin su presencia, Éxodo 33:15; y el niño Samuel ministraba en la presencia del Señor, 1º Samuel 2:18. Daniel se humilló en su presencia y Dios lo escuchó: “...Desde... que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabra...”, Daniel 10:12. Vivir, andar, humillarse y servir en la presencia de Dios. ¿Qué te impide imitar estas conductas? El día que comiences a transitar este camino las bendiciones que recibieron aquellos titanes de la fe también serán tuyas.

Ministrar a Dios es nuestra primera responsabilidad cada día. La actividad para Dios NUNCA debe sustituir nuestra relación con Dios. Recuerda que el tamaño de tu ministerio (actividad) está determinado por el tamaño de tu vida de oración (servir a Dios).

¡Ora con pasión! ¡Vive apasionado por Jesús!

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/