Una vida de intimidad con DiosMuestra

El costo de contar con Su presencia
“...Dios... dijo: “...Les doy toda esta tierra. Entren y tomen posesión de ella...”, Deuteronomio 1:6-8 (NTV).
No puedes tener a Dios y su bendición a precio de ganga. Israel nunca apreció la invitación de Dios a la intimidad con Él: “...Le dijeron a Moisés: — Háblanos tú y te escucharemos, pero que no nos hable Dios directamente...”,Éxodo 20:19 (NTV). La fe se nutre de la comunión con Dios. “Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe”, Hebreos 12:2 (BAD). En los tiempos en que vivimos, no podemos darnos el lujo de tener una relación desapasionada o tibia con el Señor. Necesitamos conocerlo íntimamente.
Los nuevos desafíos exigen nuevos niveles de fe. Dios ordenó a Israel salir del monte y marchar hacia la tierra prometida. El nuevo desafío exigía un nuevo nivel de fe. Cuando Dios te diga que levantes campamento y enfrentes un nuevo desafío, ¡tienes que estar preparado! Debes poseer la fe suficiente para no “arrugar”. ¡La incredulidad podría alejarte de tu destino eterno! ¿Por qué razón los israelitas no tomaron toda la tierra? Porque no creyeron. Si crees obedeces; si no crees, desobedeces. Así de sencillo. Jesús dijo que estaría con nosotros todos los días, ¿lo crees? Dios dijo que echáramos todas nuestras cargas sobre Él, pues cuidaría de nosotros. ¿Lo crees? Una cosa es decir que vivimos por fe y otra muy diferente es vivir esa clase de vida. Nos engañamos a nosotros mismos con la idea de que estamos viviendo por fe cuando nos apoyamos en el débil brazo de algún ser humano. “... ¡Maldito quien confía en los demás!... ¡Pero benditos aquellos que solo confían en mí!... sus hojas siempre están verdes y todo el año dan fruto”, Jeremías 17:5-8 (TLA).
Ve solo donde Dios te envía. Dios quería a su pueblo en la tierra prometida y el pueblo quería estar en Egipto. Nos preocupamos por el lugar donde no queremos estar cuando deberíamos preocuparnos por el lugar dónde Dios quiere que estemos, haciendo lo que Él quiere que hagamos. La confianza en Dios es un bien que debe ser preservado con mucho celo. Desarrollemos la habilidad de cuidar ese invaluable tesoro porque la falta de confianza nos aleja del Dios viviente, nos hace perder la pasión y nos roba las fuerzas necesarias para avanzar en el conocimiento profundo de Dios; así como en el deseo de compartir con otros lo que vivimos en su presencia.
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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