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Una vida de intimidad con Dios

DÍA 69 DE 365

Nunca más

Cualquiera que dijere... y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”, Marcos 11:23.

Jesús dijo: “cualquiera”. No dijo el que obtenga un grado universitario y tres doctorados; dijo “cualquiera”. No dijo: “el que tiene un amigo en la política”. Tampoco: “el que herede un campo o lleve muchos años en la iglesia”; dijo: “cualquiera”. Cualquiera lo puede tener si lo puede decir. El sistema mundo no dice cualquiera, dice: “si usted califica”. Si posee una casa para hipotecar o una garantía que respalde el crédito, entonces ahí consigue el préstamo. Para los hijos de Dios nuestra garantía es Cristo y todas sus promesas. Cambiemos la forma de hablar. Jesús dijo: “lo que digas... será hecho”. Comienza a expresar un lenguaje de fe y renuncia a toda negatividad. Por ello, de hoy en adelante proclama:

Nunca Más diré “no puedo”, porque “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, Filipenses 4:13.

Nunca Más confesaré pobreza, porque “mi Dios suplirá todo lo que me falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”, Filipenses 4:19.

Nunca Más expresaré temor, porque “Dios no me ha dado el espíritu de cobardía, sino de poder, de amor, y de dominio propio”, 2ª Timoteo 1:7.

Nunca Más confesaré duda y falta de fe, porque “Dios ha dado a todas sus criaturas la medida de la fe”, Romanos 12:3.

Nunca Más hablaré de debilidad, porque “Jehová es la fortaleza de mi vida”, Salmo 27:1.

Nunca Más declararé derrota porque “Dios siempre me lleva de triunfo en triunfo en Cristo Jesús”, 2ª Corintios 2:14.

Nunca Más confesaré enfermedad, porque “por su llaga fui curado” (Isaías 53:5) y Jesús “mismo tomó mis enfermedades y llevó mis dolencias”, Mateo 8:17.

Nunca Más hablaré de los pesares y las frustraciones, porque estoy “poniendo todas mis preocupaciones en las manos de él, pues él cuida de mí”, 1ª Pedro 5:7. ¡Con Cristo estoy libre de preocupaciones!

Nunca Más confesaré condenación, porque “no existe la condenación para aquellos que están en Cristo”, Romanos 8:1. Yo estoy en Cristo; por lo tanto, estoy libre de toda condenación.

“Señor, perdóname por no expresar un lenguaje de fe. Desde hoy en adelante, confesaré y declararé solo la Palabra de Dios. Que mi palabra sea tu palabra. Que tu palabra y la palabra en mi hogar sean una sola. Amén”.

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/