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Una vida de intimidad con Dios

DÍA 298 DE 365

El poder del clamor

Raquel tuvo un hijo porque se lo pidió a Dios. El SEÑOR oye el clamor de los necesitados...”, Salmo 69:33 (NTV).Si no pedimos, no recibimos. Los israelitas vivieron esclavizados hasta el día en que recurrieron a Dios clamando por su liberación, Éxodo 3:7-8. ¡Dios siempre responde a la oración de aquellos que claman con fe!

Es común hoy en día que las personas crean que Dios está obligado a ayudarlas porque se hallan en alguna necesidad. Y cuando no reciben lo que esperan, se enojan y le echan la culpa a Dios de todas sus desgracias. Lo que tenemos que saber es que Dios actúa como respuesta a la fe y no a la necesidad. ¿Por qué crees que Dios le dio un hijo a Ana? Por su fe. Quejarnos de la crisis en la que estamos no la resolverá. Dejar que el tiempo pase tampoco. Lo que debemos hacer es levantar la mirada y clamar a Dios. “¡Dios... se apiadará de ti cuando clames pidiendo ayuda! Tan pronto como te oiga, te responderá, Isaías 30:19 (BAD).

Ahora bien, el que clama debe tener fe: “Clamaron a Dios... y él contestó su oración porque confiaron en él...”, 1º Crónicas 5:20 (NTV). Clamar no es hacer una oración al pasar, mientras bostezamos. El clamor nace de un corazón que ha tocado fondo y ya no tiene opciones. Es el caso de Ana, de Raquel y de la mujer sirofenicia; incluso de la que tenía flujo de sangre. Todas ellas acudieron a Dios convencidas de que nadie más podía ayudarlas. Y Dios las ayudó. Jeremías aconseja: “... ¡Levántate y grita! ¡Vierte tu corazón, como un torrente, en la presencia del Señor!...”, Lamentaciones 2:19 (RVC).

¿Alguna vez clamaste a Dios llorando y gritando? No hablamos de esa clase de gritos que escuchamos en la casa o en la calle, no son de enojo, furia o ira. Son gritos de fe y esperanza que reconocen en Dios la única fuente para su salvación.

¿Qué harás ahora que comprendes que Dios responde solo al clamor que se hace con fe? ¿Clamarás? ¿Llorarás para que tu familia sea salva? ¿Invocarás con pasión la presencia del Señor? ¿Clamarás por un avivamiento? Si lo haces, Dios te escuchará. Recuerda que la solución a tu problema no es la resignación. Bajar a Egipto y pedir la ayuda del enemigo tampoco. En lugar de ello, ¡clama con fe al Dios Todopoderoso!

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/