Una vida de intimidad con DiosMuestra

Siembra tus semillas y no las comas
Dios ha puesto semillas en nuestras manos. El tiempo es una semilla.
¿Qué estamos haciendo con él? Da pena ver a creyentes sembrar todo su tiempo en cosas pasajeras y terrenales. La Biblia dice: “La fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está muerta...”, Santiago 2:17 (NTV). Debemos servir a Dios, pero con la motivación correcta. Podríamos estar haciendo lo correcto con un corazón torcido como lo hizo el rey Amasias, 2º Crónicas 25:1-2. Dios no se fija en las apariencias sino en el corazón, 1º Samuel 16:7. No esperemos un homenaje por nuestro servicio. Sirvamos con agrado y dejemos que Dios maneje los honores. Un sacrificio hecho para ganarse el aplauso de la gente se hace polvo y no sirve para nada. Pero un sacrificio hecho para Cristo, gana el aplauso del cielo. Al diablo le gusta susurrarnos al oído: “no estás obteniendo suficiente reconocimiento”, “la iglesia no aprecia lo que estás haciendo”, “tú puedes hacerlo mucho mejor que la persona que eligieron”. No te dejes engañar. No intentes ser alguien a los ojos de la gente porque ya eres alguien a los ojos de Dios. Esta es la regla de oro: ¡amemos porque Dios nos amó primero, perdonemos porque Dios nos perdonó primero y sirvamos por que Dios nos sirvió primero!
Otra semilla que Dios depositó en nuestras manos es su evangelio. Y nos lo dio para que lo compartiéramos, Marcos 16:15. Reconciliar a las personas con Dios es nuestro más alto llamado y responsabilidad. Cuando hacemos que una persona se reconcilie con Dios todo el mundo está feliz: el arrepentido, el que le presenta el evangelio y sobre todo el Señor. ¡El método bíblico para ser feliz y hacer feliz a Dios es traer ovejas a Su redil!
La razón por la que hoy en día existe tan poco gozo entre los creyentes es la desobediencia en cumplir la gran comisión. No predicamos a los perdidos. ¿Y por qué no predicamos? Porque no los amamos. ¿Y por qué no los amamos? Porque no amamos al Señor. Jesús dijo: “Si... me aman, obedecerán mis mandamientos”, Juan 14:15 (DHH). La indiferencia por las ovejas perdidas es una clara evidencia de nuestra debilitada relación de amor con Dios. No se puede amar lo que Dios ama sin amar a Dios primero. Y no podemos amar a Dios si no lo conocemos. Y no lo conocemos porque no pasamos tiempo a solas con Él. ¡El verdadero gozo comienza en el lugar secreto!
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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