Una vida de intimidad con DiosMuestra

Elige una buena compañía

“No se unan... en un mismo yugo con los que no creen. Porque... no puede haber armonía entre... un creyente y un incrédulo”, 2ª Corintios 6:14-15 (DHH).

La explosión de maldad que se desparramó por la tierra más rápido que el Covid comenzó el día en que los descendientes santos de Set se mezclaron con el linaje impío de Caín. La mayor debilidad que los hijos de Dios han revelado desde el principio de la humanidad ha sido el escoger para sí cónyuges inconversos.

Los patriarcas eran conscientes de la importancia de hacer compromisos matrimoniales con personas de su misma fe. Abraham le dijo a su siervo: “Vas a jurar por... Dios... que no casarás a mi hijo Isaac con ninguna mujer de Canaán...”, Génesis 24:3 (TLA). Isaac llamó a su hijo Jacob y le dijo: “...No te cases con ninguna de estas mujeres cananeas”, Génesis 28:1 (NTV). El hijo obedeció y tuvo un matrimonio bendecido. Su hermano, en cambio, no lo hizo y su matrimonio fue un desastre y una fuente de amargura para toda la familia, Génesis 26:34-35. Recordemos ahora a Sansón. Ignorando el consejo bíblico se casó con una mujer filistea y el matrimonio duró un suspiro, Jueces 14. Pese a su dolorosa experiencia comenzó una nueva relación también desigual cuyo final fue todavía peor, Jueces 16. Sansón perdió la familia, el ministerio, la libertad, los ojos y finalmente la vida. ¡Cuánto sufrimiento por haber elegido parejas desiguales! El evangelio verdadero dice que los santos pagarán un alto precio por las uniones profanas. En cambio, el evangelio descafeinado, el de la gracia grasienta, dice que podría ser muy provechoso unir fuerzas y asociarse íntimamente en el matrimonio, los negocios o en el ministerio con quienes son hijos de la noche. Después de evaluar los resultados de tales uniones, ¿qué evangelio creerás?

¿Por qué está mal unir lo santo con lo impuro? Porque compromete la fe del creyente. La mezcla debilita la fe hasta el punto de secarla.

En la década del ’60, un científico holandés, comprobó que dos péndulos montados en la misma pared terminaban balanceándose en perfecta sincronía, incluso cuando se habían puesto en movimiento en diferentes momentos. El fenómeno es la llamada de arrastre y ocurre también entre los esposos. Cuando una persona tiene una actitud arisca hacia Dios la otra persona a menudo se sincroniza. ¡Tienes que decidir a qué clase de persona amarás y con qué personas te asociarás! ¡La incredulidad es muy contagiosa!