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Una vida de intimidad con DiosMuestra

Una vida de intimidad con Dios

DÍA 275 DE 365

Cosas que hacemos bien sin saber

“Por fe Abel presentó a Dios una ofrenda mejor que Caín...”, Hebreos 11:4 (BTX2).

Adán y Eva caminaron con Dios a la brisa del atardecer, Génesis 3:8 (NRV 1990) hasta el día en que pecaron. A partir de entonces, la relación se rompió y los amigos se distanciaron. ¿Cuánto tiempo estuvieron así? La Biblia no lo dice. Pero si alguna vez volvieron a estar juntos no fue inmediatamente. Y eso lo sabemos porque no fueron ellos sino sus hijos los que después de muchos años procuraron reconciliar a la familia con Dios. Y, ¿cómo lo hicieron? Ofreciéndole un regalo. Abel fue al corral y tomó la mejor oveja que tenía, mientras que Caín fue a la huerta y recogió frutas y vegetales de descarte. ¿Cómo supieron que Dios había aceptado solo la ofrenda de Abel? Probablemente porque Dios envió fuego del cielo para consumir la ofrenda de Abel.

Caín estaba muy enojado. Quería saber por qué su ofrenda no era aceptada y Dios le dio una explicación: “Si haces lo correcto siempre te aceptaré con agrado...”, Génesis 4:7 (TLA). Y qué era hacer lo correcto. ¡Darle a Dios lo primero y lo mejor! Abel llevó al Señor las primeras y mejores crías de sus ovejas”, Génesis 4:3-4 (DHH). La ofrenda tiene valor y es bien recibida por Dios, si es lo mejor que le damos, Levítico 22:19-22. David dijo: “No le presentaré ofrendas... al SEÑOR mi Dios que no me hayan costado nada”, 2º Samuel 24:24 (NTV). Dios no está satisfecho con sacrificios de segunda clase. Darle a Dios nuestro mejor tiempo, talento y tesoro representa nuestra mejor adoración y testifica del valor que Dios tiene para nosotros. Tu ofrenda no será aceptada a menos que te cueste algo, algo que represente una porción de tu vida misma. Que tu ofrenda implique un sacrificio. De no ser así, no producirá una buena cosecha. Si de verdad esperas lo mejor de Dios, dale a Dios lo mejor de ti. Recuerda estos tres principios a la hora de ofrendar: a) Que sea lo mejor que puedas ofrecer. Si le das lo mejor estarás en posición de recibir lo mejor. b) Que Dios tenga prioridad en tus ofrendas. Toda vez que recibas algo, lo primero que debes hacer es ofrecerle la mejor porción de esa cosecha para la obra de Dios. c) Que tus ofrendas sean generosas, desinteresadas; es decir, sin esperar nada a cambio de aquel que las recibe: “De gracia recibisteis, dad de gracia”, Mateo 10:8.

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/