Una vida de intimidad con DiosMuestra

La adoración es tan importante como el adorador
“...Y aunque Abel murió hace siglos, todavía nos habla por medio del formidable ejemplo que dejó a la posteridad”, Hebreos 11:4 (NT- BAD).
Al matar a su hermano Caín inauguró un nuevo pecado en la humanidad: el asesinato. ¿Quién le enseñó a matar? ¡El diablo! “...Caín... era... un hijo del diablo, y por eso mató a su hermano...”, 1ª Juan 3:12 (TLA). Caín fue castigado por matar. Hay condenación para el pecador, pero existe una pena aún mayor para el que enseña a otros a pecar: ¡ser desterrado de la presencia del Señor! Caín dijo: “Hoy me condenas al destierro, y nunca más podré estar en tu presencia”, Génesis 4:14 (BAD). Caín presupone que nunca más estará en la presencia de Dios. Pero esa era su conclusión y no la de Dios. Siempre existe esperanza para el que se arrepiente de sus pecados. El problema con Caín es que él no quería arrepentirse. En su lugar endureció el corazón y se alejó de Dios. ¡Qué insensatez! Caín tuvo la oportunidad de hacer borrón y cuenta nueva. Incluso Dios lo animó a que lo hiciera. Pero él se negó y, el resto de su vida es un ejemplo sorprendente de lo que les sucede a aquellos que se niegan a admitir sus errores. “Los malos se retuercen de dolor toda su vida..., Job 15:20 (NTV).¿Cómo reaccionas cuando alguien señala tus errores? ¿Eres de aceptar la corrección?
La Biblia dice que Abel nos dejó un gran ejemplo: el de acercarnos a Dios con un corazón sincero para ofrecerle lo mejor que tenemos. La muerte no es el fin de nadie. Cuando una persona sale de este mundo deja algo en él. Puede ser una semilla mala que crece y se extiende como un cáncer o una semilla buena que brota y florece sin tener fin. Abel nos enseñó que la vida del adorador es tan importante como su adoración. A Dios debemos darle lo primero y lo mejor: “Honra al Señor... con los primeros frutos de tus cosechas...”, Proverbios 3:9 (NVI). Lo primero nunca debe ir a la cuenta del hombre, siempre va a la tesorería del cielo. Cuando retienes lo que le pertenece a Dios atraes la maldición sobre tu vida. En cambio, cuando honras a Dios dándole lo primero, la provisión y la protección están garantizadas, 1º Reyes 17:13-16. Todo es cuestión de orden. Lo que se haga con lo primero determina lo que pasará con el resto. Si pones a Dios en la cima de tus prioridades, tu vida estará bendecida.
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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