Una vida de intimidad con DiosMuestra

El poder de la perseverancia

“...Y como perseveran, producen una buena cosecha”, Lucas 8:15 (BAD).

Solo los que perseveran arrebatan bendiciones. Pero, ¿en qué debemos perseverar?:

1. En congregarnos. La iglesia nació con unos pocos creyentes reunidos, unidos y orando: “Todos se congregaban para... perseverar unánimes en la oración”, Hechos 2:42 (CST).Aquella primera iglesia creció y, ¿qué dice la Biblia de ellos? Que se reunían para orar, Hechos 2:1. Luego, tres mil personas se convirtieron. ¿Y qué dice la Biblia? “TODOS los creyentes perseveraban... en la comunión... y en las oraciones”, Hechos 2:42 (NTV). La iglesia siguió expandiéndose hasta alcanzar el número de cinco mil hombres, Hechos 4:4. ¿Y qué hacían ellos? Permanecían reunidos en oración, Hechos 4:31. Está claro, entonces, que la perseverancia en la reunión de oración fue la clave para el impacto mundial de aquella primera iglesia.

2. En vivir en santidad. La santidad nos da acceso a la presencia de Dios (2ª Corintios 6:17). Además, la productividad depende de nuestra purificación: “Si te mantienes alejado del pecado, serás como vasija de oro purísimo... que Cristo podrá usar para sus más elevados propósitos”, 2ª Timoteo 2:21 (NT BAD).

3. En crecer en la fe. “Afortunado el que mantiene la fe... porque Dios le dará un premio...”, Santiago 1:12 (PDT).Vivimos por debajo de lo que Dios espera porque nos falta fe. Abraham le pidió a Dios que no destruyera Sodoma por amor a 50 justos. ¡Pero no había 50 justos! Entonces intercedió por 45. Luego por 40, 30 y, cuando llegó a 20 dijo: “...No te enojes conmigo... voy a hablar tan solo esta vez...”, Génesis 18:32 (DHH). Abraham dijo: “no te enojes conmigo... voy a hablar tan solo esta vez y no volveré a molestarte”, como si temiera el haber presentado a la tesorería de la gracia un asunto demasiado grande o, como si hubiera olvidado de que la demanda de la fe siempre ha sido reconocida y honrada en la tesorería divina. Dios escuchó con paciencia. Sin embargo,cuando Abraham dejó de pedir, Dios dejó de dar.

El ejemplo de la mujer sirofenicia se sitúa en el extremo opuesto. La liberación de su hija fue un premio a su perseverancia, Marcos 7:24-30. ¡Y qué decir del ciego Bartimeo! Pese a que fue amenazado para que se callara,él gritaba con más fuerza esperando su sanidad, Marcos 10:47.Aprende la lección: ¡si quieres bendición debes perseverar en las disciplinas espirituales!