Una vida de intimidad con DiosMuestra

Seguros en las manos de Dios
“El Espíritu del Señor se apartó de Saúl, y en su lugar el Señor le envió un espíritu maligno para que lo atormentara”, 1º Samuel 16:14 (NVI).
Si Dios no nos gobierna, el pecado y el diablo tomarán posesión de nuestras vidas. El pecado le da derecho legal a Satanás para ejercer su poder en contra de la persona que peca: “Satanás... ahora mismo está operando en el corazón de los que se rebelan contra el Señor”, Efesios 2:2 (NT-BAD). El diablo no puede arruinarte y mucho menos tocar a tu familia, a menos que consiga la autorización para hacerlo. ¡Y tu pecado le otorga ese derecho legal! Solo el creyente obediente está protegido: “El que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo... lo protege, y el maligno no llega a tocarlo”, 1ª Juan 5:18 (NVI).
Satanás buscará de todas las maneras posibles desplazarte de la autoridad que posees. La forma habitual es por medio del pecado. “El Acusador, Satanás... presentaba acusaciones contra Josué”, Zacarías 3:1 (NTV). ¿Por qué lo acusaba? Porque “la ropa de Josué estaba sucia...”, Zacarías 3:3 (NTV). ¿Notaste la relación entre ‘vestiduras sucias’ y el ‘acusador Satanás’? ¡El pecado aleja a Dios y atrae al diablo! La desobediencia te deja sin protección. Ahora advierte la relación que existe entre ‘experimentar el perdón’ y ‘vestiduras limpias’. “El ángel dijo: ... quítenle esa ropa sucia. Luego se volvió hacia Josué y le dijo: “...He quitado tus pecados y ahora te voy a dar esta ropa nueva y fina’”, Zacarías 3:4 (NTV). El creyente obediente está protegido por Dios y el diablo no puede tocarlo. ¡Arrepiéntete del pecado, abandónalo y estarás seguro en las manos de Dios!
Pecar es gravísimo, pero incitar a otros a pecar es mucho peor. Piensa en Satanás. Se rebeló contra Dios e hizo que un tercio del ejército celestial lo siguiera en su desacato. Satanás no solo nos seduce a pecar sino que también busca que encendamos el fuego de la rebeldía en otros. ¡No lo hagas! No sigas sus pasos. No sigas a los que se rebelan y desobedecen a Dios, por más espirituales que parezcan y por más justos que aparenten ser sus reclamos. En lugar de ello, enciéndete por Cristo y haz que otros tengan la misma pasión en sus vidas. Nada resulta más poderoso que el fuego santo. ¡El único remedio para el fuego del infierno es el fuego del Espíritu Santo!
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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