Una vida de intimidad con DiosMuestra

La sonrisa en la boca y el veneno en el corazón

“...El corazón de Asa se mantuvo totalmente fiel al SEÑOR durante toda su vida”, 1º Reyes 15:14 (NTV). “Amasias... hizo lo recto ante los ojos de Jehová aunque no de perfecto corazón”, 2º Crónicas 25:1-2.

Para juzgar los ministerios de Asa y Amasias, el Espíritu Santo evaluó sus corazones. Recuerda que “el Señor siempre mira el corazón...”, 1º Crónicas 28:9 (PDT). Amasias no fue aprobado porque lo bueno que llevó a cabo lo hizo con un corazón torcido. La iglesia de Sardis fue reprobada por la misma razón: “Según las normas divinas, tus actos no son del todo correctos”, Apocalipsis 3:2 (NT-BAD). Aquella iglesia disfrutaba de una buena y aceptable reputación delante de los hombres, pero sus obras no eran perfectas ante los ojos de Dios. Fue juzgada no por lo que hacía exteriormente, que era bueno, sino por lo que se encontró en el interior de su corazón.

¡Qué serio es este asunto! Nuestras buenas obras solo serán estimadas por Dios si las hacemos con un corazón recto. Por ejemplo, servir a Dios llenos de envidia pondría en serio riesgo su bendición. Simón, el que había sido mago, tenía este problema. Después de su conversión apoyaba fielmente el ministerio de Felipe. A pesar de ello, su corazón no fue descubierto sino hasta el día en que vio a los apóstoles imponer las manos sobre las personas para que recibieran al Espíritu Santo. Simón les ofreció dinero a cambio de ese poder y Pedro le contestó: “...Tu corazón no es recto ante Dios... veo que tienes el corazón lleno de envidia y de pecado’”, Hechos 8:20-23 (NT-BAD). Simón parecía ser un creyente devoto, sin embargo su corazón estaba envenenado por la envidia. Fue reprendido severamente y descalificado para el ministerio hasta tanto se arrepintiera de su pecado. ¡Qué grave es ante los ojos de Dios servir con un corazón oscuro!

Entiéndase bien. No basta con hacer lo bueno, hay que hacerlo con la motivación correcta y el corazón derecho. Soslayamos los pecados del corazón como si fueran ofensas sin importancia; sin embargo, son tan graves que ponemos en riesgo la felicidad eterna.

¿Existe odio en tu corazón? ¿Adoras a Dios con un corazón rebelde? Cuidado con deshonrar a Dios fingiendo honrarle. Mantente lo más lejos que puedas de los pecados del espíritu. Sus efectos son tan nocivos que podrían descalificarte para siempre. Los medios de la gracia divina están disponibles para alcanzar misericordia y perdón, si arrepentidos reconocemos nuestra maldad y nos volvemos al Señor de todo corazón.