Una vida de intimidad con DiosMuestra

Libérate del enojo
Moisés no pudo entrar a la tierra prometida a causa de su enojo. El enojo lo llevó a matar a un egipcio, Éxodo 2:11-14, y también lo impulsó a golpear la roca cuando Dios le había dicho que le hablara, Números 20:8-12. ¡Aunque parezca increíble, el hombre al que Dios llamó el más manso de la tierra (Números 12:3) perdió su bendición debido al enojo! Parece que el enojo era un problema familiar no resuelto. Su antepasado Leví (Éxodo 2:1) había tenido el mismo problema: “Simeón y Leví son como fieras que atacan siempre con violencia. No quiero estar con ellos, ni andar en su compañía, porque en un arranque de enojo mataron gente... ¡Maldita sea su furia!”, Génesis 49:5-7 (TLA).
Existe la tendencia a cometer los mismos pecados que cometieron nuestros padres y abuelos: “Hemos pecado, lo mismo que nuestros padres...”, Salmo106:6 (NVI). Salomón pecó en el área de la sexualidad, al igual que su padre David. ¡Entiéndase bien! No insinuamos que el pecado de papá será el de su hijo. Lo que decimos es que necesitamos estar bien atentos para no ceder a los mismos pecados que arruinaron nuestra familia tiempo atrás y que podrían arruinarnos a nosotros hoy en día.
El enojo no debería perdurar más de un día: “...Que la puesta del sol no los sorprenda en su enojo”, Efesios 4:26 (BNP). Cuando el enojo se aloja por mucho tiempo en el corazón se transforma en resentimiento: “Si se enojan... no cometan el pecado de dar lugar al resentimiento...”, Efesios 4:26 (versión libre). La Biblia dice: “No sean rencorosos ni vengativos...”, Levítico 19:17 (TLA). Jesús nos enseñó: “Tu Padre celestial te perdonará si perdonas a los que te hacen mal; pero si te niegas a perdonarlos, no te perdonará”, Mateo 6:14-15 (NT-BAD).Pablo expresó: “No guarden rencor. Si el Señor los perdonó, están ustedes en el deber de perdonar”, Colosenses 3:13 (NT-BAD).
Al igual que Moisés existen creyentes que echan a perder sus vidas y ministerios a causa del enojo. ¿Existe alguna persona a quién no hayas perdonado? ¿Sientes rencor, odio o resentimiento en tu corazón? ¿Eres de enfurecerte fácilmente? ¿Te falta dominio propio? ¿Puedes controlar tu enojo? Cuando te enojas, ¿es por mucho tiempo? ¿Cómo reaccionas frente a las ofensas? Examinemos nuestra vida bajo la guía del Espíritu Santo. No seamos indiferentes a su admonición. ¡Libérate del enojo y te estarás haciendo un gran favor!
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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