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Una vida de intimidad con Dios

DÍA 222 DE 365

Síntomas de un creyente sin presencia

No hay una desgracia mayor en esta vida que perder la presencia de Dios. Caín lo sabía muy bien: “¡Mi castigo es demasiado grande para soportarlo! Me has expulsado... de tu presencia...”, Génesis 4:13-14 (NTV). David estaba aterrado con la idea de perder a Dios: No me expulses de tu presencia y no me quites tu Espíritu Santo”, Salmo 51:11 (NTV). ¡Solo los desobedientes pierden la presencia divina! Saúl es un ejemplo. Aunque comenzó su ministerio lleno del Espíritu Santo (1º Samuel 10), lo terminó sin Dios a causa de su pecado. El Señor dijo: “Lamento haber hecho a Saúl rey, porque no me ha sido leal y se ha negado a obedecer mi mandato...”, 1º Samuel 15:11 (NTV).Por lo tanto, el Espíritu del Señor se apartó de Saúl... y lo reemplazó con David”, 1º Samuel 16:14 (NVI) y Hechos 13:22 (NTV). Veamos a continuación qué es lo que le ocurre a una persona que pierde la presencia de Dios:

1. Sus oraciones no son escuchadas. “Estoy desesperado —dijo Saúl—... Dios... ya no me responde...”, 1º Samuel 28:15 (TLA). El pecado bloquea las líneas de comunicación con el cielo.

2. Vive bajo maldición. “Si obedeces al SEÑOR... serás bendito... Pero si... no lo obedeces... serás maldito...”, Deuteronomio 28:1-19 (NTV).

3. Reconoce sus pecados, pero no cambia. Saúl, aunque admitía sus yerros nunca se arrepentía genuinamente. Pese a todas las confesiones que hizo, su corazón jamás cambió. Al contrario, cada día fue endureciéndose más y más.

4. Está desprotegido espiritualmente. “El Espíritu del Señor se apartó de Saúl, y en su lugar el Señor le envió un espíritu maligno para que lo atormentara”, 1º Samuel 16:14 (NVI). Si Dios no nos gobierna, Satanás y el pecado tomarán posesión de nuestras vidas. Las personas que han perdido la presencia de Dios no tienen paz. Al igual que Saúl viven atormentadas, afligidas y deprimidas. La música que David tocaba le ayudaba a Saúl en los momentos críticos, pero no resolvía su situación. En lugar de arrepentirse de sus pecados y entregarse por completo a las disciplinas espirituales, Saúl pretendía remediar la depresión y la locura utilizando la musicoterapia. Y no le funcionó porque para un problema espiritual la solución también debe ser espiritual. La medicina convencional, la consejería y las terapias no resolverán tus problemas si el origen de tus aflicciones es espiritual. La solución está en obedecer a Dios. El arrepentimiento genuino y la obediencia absoluta producen grandes resultados. ¡PRUEBA CON DIOS!

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/