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Una vida de intimidad con Dios

DÍA 209 DE 365

El tiempo no lo cura todo

“El Señor... anda por tu campamento para protegerte... Por eso tu campamento debe ser un lugar santo; si el Señor ve algo indecente, se apartará de ti, Deuteronomio 23:14 (BAD).

Muchas personas andan a las patinadas y no saben por qué. Trabajan duro, son fieles a Dios y llevan vidas santas, pero aun así no despegan. ¿Cuál es la razón? Existen puertas abiertas por las cuales Satanás entra y les roba las bendiciones. Esas puertas fueron abiertas por el pecado, ya sea reciente o en un pasado remoto, y nunca se han cerrado. Las personas suelen restarle importancia a los pecados del ‘ayer’ que no fueron juzgados en la cruz de Cristo. Y son esos pecados no confesados la causa de la desgracia actual. Observa qué le pasó a la nación de Israel en la época de David. Una profunda crisis económica se perpetuaba en el tiempo y Dios dijo: “la culpa es de Saúl...”, 2º Samuel 21:1 (TLA). Pero Saúl estaba muerto. Sí, pero la puerta por donde la desgracia entró a la nación estaba abierta, ¡nunca fue cerrada! El pecado de Saúl no fue absuelto o perdonado con el paso del tiempo.

David tuvo que cerrar esa puerta de maldición pidiendo perdón a los gabaonitas y haciendo restitución. Y cuando lo hizo el hambre se terminó, 2º Samuel 21:14. El tiempo por sí solo no soluciona los problemas espirituales. ¡Si la puerta no se cierra, la maldición no se cancela y el diablo no se va!

Si Satanás está dentro de tu hogar es porque alguien le abrió la puerta y lo invitó a pasar. ¿Quieres que se vaya? Cierra la puerta del pecado. ¿Cómo? Mediante la confesión y el arrepentimiento. Sin arrepentimiento la puerta no se cierra, la maldición no se rompe y el diablo no se va.

Ahora bien, la puerta pudo haber sido abierta hace muchos años. Los problemas espirituales del pasado no son como el vino; no mejoran con el tiempo. ¡Un pecado postergado es un problema empeorado!

Entonces, ¿qué hay que hacer? Reconocer y confesar el pecado. Y para eso se necesita al Espíritu Santo. Solo Él puede revelarnos las puertas abiertas mediante el pecado. ¿Cómo supo David que la nación estaba en la bancarrota por causa del pecado de Saúl? Porque Dios se lo reveló. Y Dios se lo reveló porque David lo consultó en el lugar secreto, ¡Y el mismo principio espiritual funciona para ti!

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/