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Una vida de intimidad con DiosMuestra

Una vida de intimidad con Dios

DÍA 179 DE 365

El poder de la oración colectiva

Todos los creyentes se dedicaban... a la oración”, Hechos 2:42 (NTV).

Aquella primera iglesia nunca dejó de reunirse para orar. Oraron hasta que recibieron el poder y siguieron orando para conservarlo, Hechos 2:42. La oración en unidad fue la antesala del bautismo del Espíritu y, los creyentes llenos de poder salían a las calles a predicar con denuedo la Palabra de Dios. Como resultado, las personas se convertían de a miles, Hechos 6:7. No podemos negar el poder y la bendición que se desatan cuando la iglesia ora. ¿Y si no ora? No hay poder, ni bendición, ni presencia. Aquellos primeros creyentes vivieron en victoria, hasta que descuidaron el aposento alto. Mientras el movimiento de oración continuaba, el movimiento del Espíritu se renovaba. La gran catástrofe llegó el día en que la reunión de oración comenzó a declinar.

Jesús escogió a sus discípulos “... para que estuvieran siempre con El y salieran a predicar, Marcos 3:14 (NT-BAD). ¡Y salieron! Nada ni nadie podía detenerlos. ¿Y cuál era el secreto? El aposento alto. Cuando los apóstoles “quedaron libres... volvieron a donde estaban los demás creyentes...”, Hechos 4:29 (NTV). Y todos reunidos y unidos oraron: “Señor... danos... mucho valor al predicar tu palabra, Hechos 4:29 (NTV). Los apóstoles SIEMPRE VOLVÍAN al lugar donde la iglesia estaba reunida (aposento alto). Solo si Cristo vive en nosotros y controla toda nuestra personalidad dejaremos marcas gloriosas en las vidas de los demás.

Iglesia reunida; unida en oración, predicando en las calles. El punto de partida siempre era el aposento alto.

¡Un creyente encendido con el fuego del Espíritu Santo, amarrado al aposento alto y que comparte su fe es una alegría para Dios! No es cuestión de conformarnos con la tranquila vida espiritual que tenemos. No es suficiente con que la iglesia tenga un hermoso edificio y música sublime. No podemos apoltronarnos en un lugar refrigerado, mientras el mundo camina al infierno. Nos corresponde advertirles, rogarles y señalarles al Salvador. La vida cristiana no es un juego; no es un spa. El reino de Dios es la realidad más importante del universo. Cristo regresará. Podemos desperdiciar nuestras vidas en frivolidades o invertirla honrando y alegrando a aquel que es nuestro mayor tesoro. Cuando tengamos un atisbo de su grandeza y de su gracia pagaremos cualquier precio para conocerlo y darlo a conocer.

Necesitamos más que una vida cristiana light, necesitamos vivir apasionados por Cristo y llenos del fuego del Espíritu Santo.

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/