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Una vida de intimidad con DiosMuestra

Una vida de intimidad con Dios

DÍA 180 DE 365

La mejor noticia del mundo

“...Dios envió a Jesucristo para que sufriera el castigo de nuestros pecados y extinguiera el enojo de Dios contra nosotros...”, Romanos 3:25-26 (NT-BAD).

El evangelio consiste en esta gran noticia: ¡Cristo murió en lugar de los pecadores, asumiendo la pena y el castigo que ellos merecían!

La cruz revela tres cosas: 1) el pecado es muy grave. 2) Dios es muy santo. 3) Jesús es muy bueno. El pecado es tan grave que “Dios lo castiga con la muerte”, Santiago 1:15 (NT-BAD). Dios es tan bueno que hizo provisión para que su hijo fuera castigado en nuestro lugar, Romanos 3:25-26. Dios no tenía ninguna necesidad de hacer esto. Pero lo hizo. Lo hizo porque nos ama: “En esto consiste el amor... en que... Dios... envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados, 1ª Juan 4:10 (NVI). Como verás, a Dios le interesa tu vida.

¿Cómo puede una persona evitar la ira de Dios y escapar de la condenación eterna? La respuesta está en la cruz y en la sangre de Cristo: “Jesús... nos salva del castigo que el mundo va a recibir por su pecado”, 1ª Tesalonicenses 1:10 (PDT).La sangre de Cristo es vital. En el A.T. los israelitas debían pintar con sangre de un cordero los dinteles de las puertas para evitar que el ángel de la muerte matara a los primogénitos. Todo eso prefiguraba al cordero de Dios, Cristo Jesús. “Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz... Dios hizo recaer en su fiel servidor el castigo que nosotros merecíamos, Isaías 53:5 (NVI) y 6 (TLA). Cristo tomó nuestro lugar, por lo tanto, estamos en deuda con Él. Su muerte debería inspirarnos a la gratitud, al gozo y a la adoración.

En definitiva, la ira de Dios queda detenida si por fe nos refugiamos en Cristo y nos apropiamos de su obra sustitutoria. Someternos a Dios nos aleja de su enojo, 2º Crónicas 30:8. Además, nos asegura la vida eterna, Romanos 8:1. Solo aquel que rechaza el mensaje del evangelio queda en eterna condenación, Juan 3:36.

¡Si no nos acogemos a la gracia presente seremos envueltos en la ira futura! El único remedio para el FUEGO DEL INFIERNO es el FUEGO DEL ESPÍRITU SANTO. Quiera Dios que llegue el momento en que digas no solo que Cristo murió sino: ¡Cristo murió por mí!

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/